Cecilia Bákula

El voto de confianza y el futuro del país

Ha habido mayoría, no un respaldo arrollador

El voto de confianza y el futuro del país
Cecilia Bákula
29 de agosto del 2021


En los últimos días el Congreso debatió, casi sin norte, si los congresistas, uno a uno, brindaban su voto de apoyo para que el Poder Legislativo le extienda un cheque en blanco al primer gabinete de Pedro Castillo. Y la ciudadanía ha sentido, y así lo señalan las encuestas al respecto, que muchos de los congresistas no están honrando realmente la obligación que tienen de responder a lo que ofrecieron y a las esperanzas que los votantes depositaron en ellos.

Eso es grave, no solo por el aspecto moral y ético, sino también porque se debilita el sentido profundo de la representatividad que es, sin duda, una de las características y la esencia de ser del grupo congresal. Pareciera, por lo que se ha escuchado, que hay entre ellos no pocos que cuidan sus espaldas y buscan defender sus propios intereses, antes que actuar con coherencia y responsabilidad. El quiebre de la unidad en algunas bancadas demuestra la poca solvencia y el menor compromiso con las ideas de esos grupos.

La última semana ha estado muy llena de zozobra. No solo la calle está agitada, lo está la economía familiar, lo está la esperanza de vivir en un país en paz y con progreso; y lo está porque el mensaje que leyó el ministro Bellido, ha querido ser efectista y no propositivo. Esa actitud, que podría satisfacer a algunos, no colma las expectativas de esa mayoría que no votó por el partido gobernante. Recordemos que la asunción al poder de este partido sigue siendo materia de dudas, especulaciones y, por lo tanto, genera inestabilidad que se nota, fundamentalmente, en la manera como se comporta la economía.

Los precios de los productos de consumo diario en los hogares –como el gas, el pollo, el aceite, el arroz, las menestras y otros, incluyendo el pan y los pasajes urbanos–, se han elevado de manera notoria y ello afecta tremendamente a las clases menos favorecidas, a las que se quisiera, supuestamente, beneficiar. Adicionalmente a ello, el valor de los productos agrarios –como la urea, los insecticidas y otros– se ha elevado a las nubes, y no tengo duda de  que dejarán de ser adquiridos por muchos pequeños agricultores, que viven el día a día y ya con dificultad. Queda entendido que ningún bono puede superar la obligación que tiene el Estado de dejar el asistencialismo para ser promotor de inversión y de trabajo. Nuestro pueblo no quiere dádivas, quiere merecer el justo pago por su trabajo y recibir el justo y oportuno salario que, en estas circunstancias, podría provenir de obras de interés social, de las que el país carece y requiere con urgencia.

El Congreso le ha dado el “voto de investidura” al gabinete Bellido, lo que no significa que se le haya extendido un cheque en blanco, sino una oportunidad que debería ser entendida como una confianza bastante débil, porque si bien ha habido mayoría, no han obtenido un respaldo arrollador. Se requiere cambios no solo en el discurso, sino en la acción y ello pasa, inicialmente, por el reemplazo de aquellos ministros que, por estar tan objetiva y probadamente cuestionados, no permiten generar confianza ni garantizan una adecuada conducción de las carteras en donde se les ha ubicado. Como bien se puede parafrasear el dicho, no solo hay que decir que se es correcto, honesto y capaz, hay que demostrarlo.

En la exposición ante el Congreso no se ha visto una propuesta de unidad, sino más bien de un continuo enfrentamiento entre los peruanos que sienten y piensan distinto. Los gobernantes de turno no deben olvidar que su responsabilidad no es para sus votantes, sino para todos los peruanos. Y máxime en esta oportunidad, donde no se han despejado las dudas respecto a las cifras de votos con que se respaldó la presidencia de Pedro Castillo.

Algunos gestos vistos en la presentación ante el Congreso pueden haber sido más elocuentes que las palabras; y los mensajes subliminales podrían ser más fuertes que los verbalizados, así como los silencios, con más peso que lo dicho. Si bien se ha dado confianza, una confianza débil, hay que seguir vigilantes. Esto implica observar y ayudar, pues lo que está en juego es la subsistencia del Estado que, con mejoras urgentes y acciones inmediatas, debe servir a los intereses nacionales, por encima de todos los apetitos personales.

En la fiesta de Santa Rosa de Lima, gran santa nuestra y patrona de América, podemos pedir su intercesión para que en nuestra patria se aquieten las aguas y el futuro sea de esperanza para todos.

Cecilia Bákula
29 de agosto del 2021

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