Neptalí Carpio

El silencio de la vieja guardia

El silencio de la vieja guardia
Neptalí Carpio
20 de mayo del 2016

Mientras que los políticos más jovenes apoyan a PPK

Desde una perspectiva generacional se vienen marcando dos tendencias en los partidos políticos —tanto en la izquierda, en Acción Popular, el APRA y el PPC— de cara a la decisión que deben tomar en la segunda vuelta electoral. La generación más joven, de cuarentones o treintones, tienen una actitud decidida para votar por PPK o realizar una campaña contra el fujimorismo; mientras que la mayoría de los que están por los setenta o sesenta años han optado por el silencio o lavarse las manos, como ha ocurrido con Alfredo Barnechea de Acción Popular o Carlos Tapia, quien ha llamado a votar en blanco.

Mientras eso ocurre en las alturas, la verdad de la milanesa es que en el llano se viene dando un movimiento transversal e informal que impone, a través de diversos vasos comunicantes, un creciente respaldo a Pedro Pablo Kuczynski. Javier Barreda lidera esa tendencia en el Apra. Verónika Mendoza, Marisa Glave e Indira Huillca del Frente Amplio han tomado una firme decisión frente al fujimorismo; mientras que líderes como Manuel Dammert, Nicolás Lynch o Rolando Breña Pantoja guardan un silencio casi sepulcral. La decisión institucional de Acción Popular —liderada por un cuarentón como el congresista Mesías Guevara— de apoyar a PPK difiere del prolongado silencio del ex candidato Alfredo Barnechea y Vitocho García Belaunde, luego de decir que “no votarían ni por Keiko ni por PPK porque representan el mismo modelo”.

¿Cómo explicar esta actitud de la guardia vieja y las generaciones más jóvenes en las tendencias políticas mencionadas? Los viejos dirigentes, especialmente de la izquierda, tuvieron desde la época de Velasco Alvarado una fuerte confrontación política e ideológica con PPK, quien representa para ellos una opción neoliberal. Pero si tuvieran una mirada más rigurosa del Plan de Gobierno de PPK, llegarían a la conclusión de que económicamente este se encuentra más cerca de Keynes que de Friedman. Llevan una abultada mochila ideológica, razón por la cual no se atreven a decir abiertamente que votarán por PPK. Y estoy seguro de que los más extremistas añoran en silencio que gane Keiko Fujimori, para cumplir con el aforismo marxista-leninista que dice que siempre es mejor “agudizar la lucha de clases”. Otros, como Barnechea y la vieja guardia del Apra y el PPC, tienen una actitud más calculadora, por diversos intereses o por el temor de que el partido Peruanos por el Kambio termine por consolidarse, ocupando por larga data un espacio de centro o de centro derecha, en el hipotético caso de un exitoso gobierno de PPK.

Las nuevas generaciones de izquierda, que son las que realmente tuvieron la virtud de crear el Frente Amplio y lograron el exitoso posicionamiento político de Verónika Mendoza, son en realidad hijas del proceso de los noventa. Varios de ellos provienen de universidades públicas o privadas, donde realizaron un activismo democrático frente a la autocracia fujimorista. Aquello explica por qué recientemente el colectivo “Keiko no va” o los nuevos dirigentes sindicales han tomado la decisión de un “apoyo crítico” a la candidatura del veterano economista. Ciertamente, las vivencias, los testimonios y las cicatrices ideológicas difieren en cada generación.

No deja de llamar la atención la comparación entre la actitud de Verónika Mendoza y Alfredo Barnechea, seguramente dos futuros candidatos y adversarios en las elecciones del 2021. Mientras la lideresa cusqueña ha optado por un intenso activismo para consolidar su liderazgo y encabezar la crítica más radical a la opción que representa Keiko Fujimori, en cambio Barnechea ha desaparecido del escenario nacional, lo cual dice mucho de un liderazgo calculador y sin una apuesta por la defensa de la gobernabilidad democrática del país. Tengo la impresión de que, en el fondo, en su soledad aristocrática, Barnechea desea que PPK pierda, soñando con ser el abanderado acciopopulista de oposición a un gobierno de Keiko Fujimori.

Es evidente que el accionar de cada uno de los dos candidatos en esta segunda vuelta electoral —con los errores cometidos, sus fortalezas y debilidades, y las denuncias presentadas— irán decantando este comportamiento intergeneracional. Y esa actitud tamizará los alineamientos y corrientes dentro de cada partido político, luego de la segunda vuelta electoral. Tal como ocurrirá, por ejemplo, con la necesaria renovación del Partido Aprista Peruano.

Neptalí Carpio

 
Neptalí Carpio
20 de mayo del 2016

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