Giovanna Priale

El rol subsidiario del Estado

¿Se necesita más o menos Estado?

El rol subsidiario del Estado
Giovanna Priale
25 de junio del 2020


Algunos líderes de opinión, en los últimos días, han hablado de la necesidad de incrementar el tamaño del Estado para mejorar la competencia y provisión de servicios, a tarifas asequibles, en agua, salud, educación y alimentos, entre otros. Entonces quisiera abordar en este artículo si es correcto preguntarnos si nos hace falta más o menos Estado para salir de la crítica situación de la oferta de servicios públicos en nuestro país.

Creo que debemos partir por entender la importancia de la gestión y la diferencia de roles entre financiar y proveer servicios. Y también, la relevancia del trabajo coordinado entre el sector privado y el público, cuyo rol es promotor y fiscalizador en los distintos mercados que forman parte de la economía. Vamos a empezar por poner algunos ejemplos. 

En el caso de la provisión de servicios de salud, todos los trabajadores dependientes, más de 11 millones, deben pagar una contribución mensual para su atención. Esta contribución les es retenida y pagada por su empleador a Essalud, institución privada en su constitución; pero que depende del Fonafe, como si fuera una empresa pública.

Lo primero que debemos analizar es la gestión. Y ni siquiera la de propia Essalud, sino la de los empleadores que deberían retener y pagar la contribución mensual. Hoy, tanto empresas públicas como privadas, le deben aproximadamente S/ 628 millones, lo cual demuestra, en algunos casos, la “criollada” peruana para retener el aporte y no pagar. Y también la debilidad del Estado para que Sunafil, el MTPE y el Poder Judicial sancionen oportunamente el impago para que sea más costoso “robarle plata al trabajador” que seguir haciéndolo con impunidad. Pero eso no sucede. 

Este es un problema de gestión de un sector público inoperante que por décadas no ha pagado los aportes de sus trabajadores, y menos ha fiscalizado el cumplimiento de esta responsabilidad. Y también de un sector privado que acaso no pueda pagar (microempresas) o que no quiera hacerlo, pero nadie lo sanciona.

En el acceso al agua potable, en el Perú cada localidad cuenta con las Empresas Prestadoras de Servicios Municipales (EPS) y en Lima, Sedapal es la encargada. Se calcula que llegan al 70% de la población. Y es que hoy todavía hay zonas urbanas en las que la población debe comprar agua de los camiones cisterna; y en las zonas rurales, son las Juntas Administradoras de Servicios de Saneamiento (JASS) las que proveen este servicio.

De esta manera un grupo de la población es atendida por proveedores formales y otro por informales. Las EPS, al depender de cada municipalidad, presentan serios problemas de gobernanza pues tienen alta rotación de personal y las tarifas que cobran no se usan con eficiencia. No existe un plan de mantenimiento de los ductos de agua ni mucho menos planes de inversión en tecnología de punta para brindar mejores servicios. Se calcula que la diferencia de precios es de uno a diez, entre el que está conectado a la red y el que no. Es demasiado ineficiente; y al ser las tarifas bajas, se podría afirmar que es regresivo porque los más pobres terminan pagando mucho más por el acceso al agua.

¿Podría pensarse entonces en concesionar el servicio de acceso a agua? Sí, pero eso no significa de ninguna manera que el Estado pierda su rol subsidiario y, por ende, financiador de la población de ingresos más bajos. Ni mucho menos que se perjudique el rol fiscalizador que debe ejercer Sunass. En este caso, la provisión del servicio puede ser privado, a fin de buscar eficiencias; mientras que el Estado se concentre en su rol como financiador de la población vulnerable y en su rol supervisor del mercado para que las tarifas sean competitivas y el servicio de calidad. 

Entonces, ¿no se trata del tamaño del Estado? Se trata de gestión eficiente. Y para ello, las tareas del sector privado y público deben entenderse como complementarias: el Estado debe concentrarse en financiar directamente la cobertura de servicios de la población vulnerable, lo cual no supone que la provisión deba ser pública. Puede ser privada, mientras que el Estado cumpla su rol fiscalizador.

Nos van a tocar semanas muy duras, en lo económico y en la salud. Momentos de crisis que en lugar de paralizarnos deben motivarnos a actuar. No podemos normalizar que nuestros hermanos mueran porque tenemos un sistema de salud caótico e inoperante. Hoy debemos buscar soluciones y trabajar en paralelo el día a día de la lucha contra el Covid-19, y el plan de reactivación, con reformas estructurales para dejar la siembra de un Perú mucho mejor para el siguiente Gobierno.

Giovanna Priale
25 de junio del 2020

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