Dante Bobadilla

El regreso de los bárbaros

Somos testigos de la destrucción de nuestra civilización

El regreso de los bárbaros
Dante Bobadilla
22 de julio del 2020


Hace poco más de siglo y medio Karl Marx anunció que el fantasma del comunismo recorría Europa. Pero no era ninguna novedad, salvo por el nombre. Europa ya había sido recorrida por el mismo fantasma muchas veces. Son los bárbaros que, de cuando en cuando, aparecen para arrasar la civilización. Solo cambian de nombre y apariencia. Marx debió darse cuenta. Todo lo que él hizo fue proporcionarles un discurso, un texto sagrado y la meta de crear un paraíso tras la destrucción. En buena cuenta inventó una religión laica, con todos los ingredientes de la fe. Y desde entonces los bárbaros recorren el mundo predicando buenas y nobles intenciones. Han evangelizado a las nuevas generaciones promoviendo la destrucción del viejo orden bajo la promesa de la redención de los pecados. 

Aunque nadie parezca advertirlo, nuestra civilización se desmorona. Al igual que los bárbaros que invadieron Roma, incendiaron templos y derribaron sus columnas, hoy se queman iglesias, se tiran monumentos, se arrasan ciudades con justificaciones edulcoradas y un discurso alienado que busca redefinir la historia, la realidad y la verdad. Los bárbaros de hoy son hábiles contadores de cuentos que pretenden convencernos de que ellos son los civilizados y nosotros los salvajes, y que nuestra cultura es decadente. Ahora ellos quieren civilizarnos.

Los bárbaros de hoy se han apropiado de algo fundamental: los conceptos. Son dueños del idioma. No es poca cosa. Siempre se ha dicho que lo que no se puede nombrar no existe. Su contraparte es peor: todo lo que existe, básicamente existe en el idioma. La lengua define nuestra realidad. Hace más de tres mil años un pueblo fundó las bases de nuestra civilización gracias a su compendio de unos textos que calificaron de “sagrados”. Ese fue al fin de cuentas el ADN de la civilización occidental. Lo que han hecho ahora los bárbaros es reescribir los conceptos básicos. Nos han introducido un virus y han generado una pandemia.

Un virus es un trozo de información que carece de sentido por sí solo. Pero introducido en un texto puede cambiar todo el sentido de su interpretación. Los bárbaros han creado muchos virus, cambiando los conceptos básicos de la cultura, desde la democracia hasta los derechos. Han generado multitud de textos convertidos en “sagrados” bajo la modalidad de tratados. De esta manera, todo ha sido redefinido. Los argumentos de hoy en cada debate toman la forma de citas bíblicas: está escrito, lo dice el tratado. Eso basta para imponer una verdad. 

El mundo moderno tiene nuevos imperios. Desde la creación de la ONU, nos hemos llenado de organismos de alcance internacional que actúan como si fueran un gobierno global. Son los imperios que pretenden imponernos un Nuevo Orden Mundial, el globalismo, el poder único que regirá los destinos de toda la humanidad. En el pasado se iba a la guerra para dominar a los pueblos. Hoy basta con tomar el control de los organismos internacionales. Hace ya varias décadas que la izquierda ha asaltado la ONU y sus satélites, y hoy son agencias comunistas al servicio de los bárbaros modernos. Desde allí gobiernan su imperio.

Estamos a merced de los tratados que la izquierda nos hace firmar como esclavos, de los nuevos conceptos que nos repiten todos los días en el discurso oficial, cual dogmas de fe, con su nueva lengua que redefine el Nuevo Mundo descubierto por estos bárbaros. Ellos, al igual que los viejos conquistadores, arrasan con los valores y costumbres de nuestros ancestros para imponernos sus creencias en el paraíso de la igualdad, en la otra vida tras la destrucción de esta, en su novedoso lenguaje inclusivo y sus textos sagrados de “ciencias sociales”. Los nativos herejes seremos adoctrinados en la nueva fe, pero al final quedaremos relegados y discriminados en favor de los nuevos seres privilegiados: los “vulnerables”. 

La historia parece dar vueltas en círculo. Estamos asistiendo pasiva y hasta cómodamente a la destrucción de nuestra civilización a manos de los bárbaros modernos. Hasta hace muy poco se llamaban revolucionarios. Ahora son progresistas o “agentes del cambio”. Pero ya los conocemos. Son los mismos que no hace mucho destruyeron pueblos enteros con sus mismas buenas intenciones: crear una nueva sociedad perfecta, igualitaria y feliz, con una nueva especie de seres humanos solidarios con conciencia social. Al menos quienes tenemos canas conocemos de memoria a estos charlatanes y fracasados. Empiezan con la destrucción y luego no saben cómo seguir. Al final solo acabarán contándonos otra historia donde justificarán sus buenas intenciones para cambiar un mundo que no solo es injusto sino “ofensivo”.

Dante Bobadilla
22 de julio del 2020

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