Jorge Varela

El espectro político chileno

Una mirada crítica

El espectro político chileno
Jorge Varela
01 de abril del 2025


El espectro político chileno de izquierda a derecha o de derecha a izquierda -si usted así lo prefiere- atraviesa una fase densa muy ‘oscura’. Se ha utilizado esta expresión para no usar la palabra ‘turbia’. A juicio de ciertos analistas el clima de dispersión social y política se explica debido a la representación fragmentada de los partidos, una realidad que dificulta los acuerdos y consensos, generando desconfianza en la ciudadanía. A lo señalado es necesario agregar la dolorosa agonía ideológica que les afecta junto al avance de la corrupción y el descrédito de sus dirigentes. No faltará quien diga: así decaen y mueren las democracias y los países. 

A continuación mediante una visión crítica fugaz, sucinta y breve, se describirá a los partidos que tienen presencia en el Parlamento. Esta síntesis se hará girando los focos de izquierda a derecha.

 

Una izquierda extraviada 

Esta área la componen básicamente los siguientes partidos: 

 

  • Un Partido Socialista que perdió su razón de ser, la persecución de la igualdad como ideal, y que aún rehúsa sin realismo ni rigor actualizar la utopía marchita (y marxista) que lo nutre, mientras su cabeza no reflexiona y sus intestinos se retuercen. Los esfuerzos recientes de un sector para impulsar un socialismo democrático confiable y seductor no han podido cuajar.
  • Un Partido Comunista dogmático, adicto indisolublemente al poder totalitario-burocrático y sediento de riqueza, que le teme a la miseria antes que a la esclavitud. Un engendro colectivista bajo control jerárquico, sometido al materialismo perverso que atropella la dignidad de la persona libre. 
  • Un Frente Amplio que envejeció rápido y no sabe en qué dirección avanzar. Su revoltijo de marxismo gramsciano tardío con wokismo identitario, hegemonismo a lo Laclau, ignorancia, torpeza y arrogancia, le está generando demasiados estragos. 

 

 

Un centro aniquilado, hecho trizas 

En este sector también se ubican tres partidos:  

 

  • Una Democracia Cristiana de pretérito imperfecto, que se resistió a ocupar su lugar en el centro político y dejó de creer en su proyecto histórico, la que al secularizarse derribó la columna comunitaria del humanismo cristiano -hace más de 50 años- y apagó su luz doctrinal. Las pugnas nefastas entre camarillas ganarían premio si se hubiesen transcrito como guión cinematográfico; incluso uno de estos grupos narcisistas osó autodenominarse ‘los príncipes’.
  • Un Partido por la Democracia convertido en desecho viviente -que retrocedió de artefacto útil a instrumento inservible-, y está preocupado de que no lo tiren bajo la borda o lo precipiten al vertedero de residuos. 
  • Un Partido Radical laicista que cobijó e hizo crecer a vastos sectores medios, promoviendo su ascenso profesional mediante la educación y el reconocimiento del mérito. Con el transcurso del tiempo la inconsciencia de tanto correligionario profitador contaminó su estructura orgánica, la que se puso lenta y poco creativa, impidiendo su evolución. Es una pena, sí, que su aporte histórico haya dejado de servir de ejemplo a generaciones posteriores inconsistentes, inmaduras, intolerantes y menos abiertas.

 

 

Un sector disperso, carente de sustancia 

En éste espacio se sitúan determinadas colectividades menores que coinciden con el oficialismo y lo apoyan, con excepción del Partido de la Gente que permanece en su limbo exclusivo:   

 

  • Un Partido Liberal oportunista, dispuesto a vender hasta su alardeada postura liberalista para degustar parte de las delicias depositadas en la mesa del poder transitorio. 
  • Un Partido Humanista prescindible e ineficaz cuyo origen se remonta al movimiento ‘Silo’, secta formada por el gurú Mario Luis Rodríguez Cobos.
  • Un Frente Regionalista Verde Social disponible para cualquier aventura, -como jugar al cateo de algún grupo roedor incauto-, sin horizonte claro. Es posible que la ciudadanía ni siquiera se percate el día que desaparezca completamente del radar.  
  • Un Partido de la Gente, populista, concebido a imagen y semejanza de un modelo esencialmente personal, cuyos objetivos individualistas perdieron adhesión ciudadana cuando la frivolidad demagógica y la ambición quedaron expuestas a plena intemperie.

 

 

Una derecha que trabaja para la izquierda 

Aquí en esta verdadera hacienda habitan seis partidos, cada uno de los cuales es un feudo aparte. 

 

  • Una Unión Demócrata Independiente -adscrita a la derecha conservadora- fundada sobre principios valóricos de inspiración cristiana integrista que han sido trastocados por la transgresión necia de algunos de sus dirigentes. Ahora que está varada sin ideas, sin fortaleza ética, sin esa increíble energía movilizadora de sus primeros años, su mayor dificultad consiste en que la virtud moral -uno de los atributos distintivos de su núcleo de sustentación- yace dormida.
  • Un Partido Renovación Nacional confuso y vacilante de derecha liberal añeja que representa intereses disímiles de grupos y personajes ambiciosos, -históricamente rancios-, los cuales se han especializado en obstaculizar esa prometida renovación ideológica y programática que no aparece por sus salones antiguos.
  • Un Partido Evópolis (Evolución Politica) que todavía no encuentra su destino y deambula convertido en un estorbo político para otros partidos de derecha, a causa de su ineficacia. Su objetivo subyacente de decorar con colores llamativos al emergente liberalismo posmoderno no se ha traducido en éxito concreto.
  • Un Partido Republicano conducido por un liderazgo autónomo sin límites visibles, -semejante al de un pontífice infalible- que insiste en proclamar posiciones fundamentalistas, falto de proyección mística. Una colectividad que tiene una especie de director técnico que necesita con urgencia un equipo diestro, competente, talentoso, con jerarquía, si aspira a coronarse campeón del torneo.
  • Un Partido Nacional Libertario disruptivo que se ubica a la derecha de la derecha, cuyo jefe se desliza con astucia por plataformas ideo-programáticas próximas a la ruptura absurda, inspirado en un modelo que recoge las experiencias de Milei y Bukele.
  • Un Partido Social Cristiano que emite sus primeros balbuceos y pretende caminar en un mundo carente de guarderías infantiles destinadas a cuidar nuevos infantes políticos, ayudándoles a crecer sanos, libres de virus malignos.

 

 

Síntesis de la síntesis

¿Se entiende o no se entiende este espectro pintado a brochazos gruesos, sin  colores ni matices? Lo triste es que en un año de elecciones, millones de electores tendrán que adoptar una decisión bajo las sombras de este influjo.

Jorge Varela
01 de abril del 2025

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