Jorge Varela

El deber de la paz perpetua

Un imperativo de vida o muerte

El deber de la paz perpetua
Jorge Varela
16 de octubre del 2023


La avalancha de graves conflictos internacionales que padece el planeta Tierra nos está obligando a los humanos a aplicar la escasa inteligencia que aún nos queda a la tarea compleja de construir nuevos caminos de tránsito hacia una paz que ponga término al caos y al peligro próximo de una hecatombe final. La guerra y su secuela de muerte, dolor y miseria se ha convertido en un estado de vida permanente en varias zonas de la geografía terráquea. Hemos arribado a un punto en que la paz es junto a la libertad una gran utopía. 

Es muy posible que si el idealista Immanuel Kant viviera quizá estaría tremendamente arrepentido de su teoría acerca de que la paz puede alcanzarse a través de los Estados constitucionales y la cooperación internacional y se sentiría frustrado de haber propuesto lo que constituye su programa de paz perpetua para ser aplicado por los gobiernos.

Como debiera saberse Kant fue un defensor de la universalidad de nuestros juicios morales, lo que según el profesor Carlos Peña, “provee de una vigorosa defensa a la idea de derechos humanos, uno de los principios de legitimidad de las democracias liberales” (Ideas de perfil. ¿Por qué necesitamos a Kant? Editorial Hueders, abril de 2015).

En este sentido resulta revelador que Friedrich Nietzsche haya escrito: “La filosofía de Kant ha sido definida como ‘ciencia de los límites de la razón’” (“La voluntad de poderío”, párrafo 442).

La idea kantiana de la paz perpetua

Si se respetara el articulado del ensayo de Kant sobre “Hacia la paz perpetua”, en el cual este filósofo estipuló determinadas condiciones necesarias para evitar la guerra entre los pueblos, la situación de parte importante de nuestra Humanidad sería muy distinta a la que hoy se vive en las zonas de Ucrania-Rusia, Israel, por citar dos de los conflictos más graves que tienen al resto del mundo al borde del vacío.

Entre dichas condiciones, o artículos preliminares, se señala que al formularse un tratado de paz no debe haber ninguna cláusula que pueda provocar una guerra futura y que ningún Estado podrá intervenir en la política interna de otro de modo violento, por la fuerza. 

En tanto los artículos definitivos disponen que: “La Constitución civil de todos los Estados debe ser republicana… la ley de las naciones debe estar fundada en una federación de Estados libres…y la ley de la ciudadanía mundial debe estar limitada a condiciones de una hospitalidad universal”. 

Entonces, ¿por qué la guerra? 

La guerra está inserta en la naturaleza humana. Se sostiene que la naturaleza utiliza a la guerra como un medio para poblar la tierra; a través de siglos y siglos ha esparcido a los hombres por la faz del mundo. Agreguemos además, que la naturaleza mantiene separados a los pueblos mediante el lenguaje, la religión; quiérase o no las costumbres y las ideologías han incidido en aumentar esta brecha, en exacerbar la ambición ilimitada, la perfidia, el deseo oscuro, el delirio, la violencia, hasta convertirnos en bestias ilustradas con capacidad de exterminio. 

¿Era este ‘el hombre nuevo’ tantas veces anunciado? Si fuera así, el fracaso sería estruendoso y gigantesco. ¿De qué sirve que se haya escrito sobre la guerra y la paz?, cómo lo hicieran León Tolstói, Ernest Hemingway y muchos más. 

A modo de conclusión 

El proyecto de paz definitiva de Kant no puede ser entendido si las relaciones entre los Estados no se insertan a partir de una visión cosmopolita del derecho y la justicia, en un marco jurídico más amplio que comprenda una globalización de la justicia y considere el tema de derechos fundamentales que incumben a las personas y a la comunidad mundial. Esta visión universal compartida es precisamente el mayor escollo para que haya una convivencia pacífica y tranquila. 

Un somero repaso retrospectivo a la estructura y funciones del aparataje internacional, empezando por la ineficaz Organización de Naciones Unidas (ONU), permite concluir cuán lejos está la Humanidad de vivir sin sobresaltos y superar sus miedos. Lo que está en cuestión es el llamado orden mundial, que de orden tiene casi nada y de jungla casi todo.

Jorge Varela
16 de octubre del 2023

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