Alan Salinas
El coronavirus, la globalización y el Perú
Entender que la política está más allá del canibalismo político

Por estos tiempos, la pandemia del coronavirus, que ha azotado a gran parte del mundo, ha generado tensiones en el concepto de globalización que ha dominado casi los 30 años de hegemonía norteamericana sobre otros países. Pues a través de ella, y del interés de países que perdieron al caer el muro de Berlín, lo que EE.UU. proveía comercial y culturalmente, pues, entra en severa crisis.
Las teorías sobre conspiraciones sostienen, por un lado, que dicha pandemia fue generada por la propia China como respuesta a la hegemonía norteamericana; por el otro, sostienen que EE.UU. expandió dicha epidemia para generar desestabilización en la economía y política china, gran rival en el reordenamiento político y económico del mundo. Lo real es que –como sostienen algunos especialistas en temas geopolíticos– la expansión del coronavirus generará respuestas –del lado oriental y occidental– y planteamientos para reestructurar el proceso de globalización existente.
Al “consenso de Washington”, que implica aplicación de recetas políticas y económicas para préstamos y subsidios a países en vías de desarrollo, los chinos oponen el “Consenso de Beijing” que implica acuerdos comerciales y apoyo en infraestructura con libre autodeterminación –de los países con los que se generan dichos acuerdos–- sobre temas soberanos y de derechos humanos.
¿Cuál es el plan del Perú frente a este escenario? Hasta el momento, el presidente Martín Vizcarra ha comenzado a dirigir el país a través del estado de emergencia que requerimos para mantener el control de la epidemia y una compensación para los sectores vulnerables durante el periodo de cuarentena social. Es una medida sensata, pero que necesita complementos necesarios para el amplio sector popular y de clases medias, en un país de economía informal predominante (léase de trabajadores independientes en su mayoría). La pandemia, luego de un periodo de situación de control, que tomará sus efectos positivos, llegará a su prevención masificada y se concientizará en la sociedad la necesidad de una mejor higiene personal y familiar.
Y después de eso, ¿qué? El país necesita mirar el orden geopolítico y aprovechar el reordenamiento en la globalización para impulsar la economía nacional. El presidente tiene que entender que la política está más allá del canibalismo político que tanto daño ha hecho al país. El presidente debe entender que gobernar significa orientar las decisiones familiares y colectivas de todos los peruanos, y pensar y hacer políticas públicas y políticas económicas razonables, en las que no se hipoteque el futuro de nuestros hijos e hijas.
Que el presidente mire más allá de la política doméstica, que reoriente la política como el arte de gobernar y no de dividir al país. Son tiempos de cambios. Y a esos tiempos hay que ponerle firmeza para un futuro diferente.
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