Rocío Valverde

Deseos de Navidad

En diciembre la gente es más feliz

Deseos de Navidad
Rocío Valverde
24 de diciembre del 2018

 

Navidad es la única época del año que te da la oportunidad de ser mejor persona. No importa la religión que profeses o los dioses que dejes de venerar. Las luces multicolores iluminan esta triste ciudad, las tiendas te invitan a comprarle un regalo hasta a ese familiar que te provoca gastritis, el aroma a chocolate caliente recorre el globo y endulza hasta al más amargo Grinch. En diciembre, brevemente, la gente es más feliz quizás porque atiborrarse de panetones, chocolates y turrones es mandato inexcusable del último mes del año. Bien dice mi abuela que una barriga llena no sabe de penas.

Espero por ello que todos los habitantes del Perú tengan un plato que llevarse a la boca que les deje la panza muy calentita. Deseo que no pasen frío, sobre todo en el corazón, que se sientan rodeados de los suyos, aunque tengan que valerse de la línea de un teléfono. Espero que esas sillas vacías en su mesa por fin se llenen de resignación y que de sus ojos broten lágrimas dulces. Quiero que descubran que los recuerdos felices no existen solo en la fantasía.

Quisiera que en estas fiestas les sea más fácil ponerse en el pellejo de otras personas. ¿Alguien se ha comportado como un infeliz contigo? Aunque parezca un cliché, les aseguro que esa persona es verdaderamente infeliz. No es nada personal. Como me repite mi padre una y otra vez, ponte mantequilla, emulando un panetón, y que todo te resbale.

Deseo que la próxima vez que estén por contestar de malas formas a las personas más cercanas a ustedes se pregunten por qué es más fácil herir a las personas que amamos. Deseo que sepan valorar el tiempo que comparten con sus padres y abuelos. Absorban toda su sabiduría y aprendan de sus vivencias. Saquen el álbum familiar y revisen esas amarillentas fotos. ¡Sorpréndase al ver que sus abuelos solamente tiraban 30 fotos en un viaje de una semana! Sus columnas alguna vez estuvieron rectas y sus cabellos fueron tan negros como el petróleo. Ellos también fueron idealistas. Pregunten qué pasó.

Deseo que entiendan la diferencia entre sentir culpa y sentir remordimiento. Espero que sepan que el perdón no te lo puede conceder otra persona. Si el peso de tu conciencia no te deja andar de frente entonces haz algo por tu prójimo para aligerar tu carga. ¿Sabes de algún vecino anciano que no tiene familia? Haz a un lado tu ansiedad social, tócale el timbre y dale aunque sea una tarjeta y un abrazo por estas fiestas. ¿En tu barrio hay algún perrito abandonado? Hazle un favor a él y al medio ambiente, y por favor no compres pirotecnia. Si aunque sea por esta noche le puedes dar cobijo, piensa que ya le has quitado una noche de frío y zozobra.

Deseo que todos los influencers y las personas que son seguidas por un público joven logren hacerse conocidos por su talento y no tengan que recurrir al insulto fácil, así sea en forma de un villancico, para poder labrarse un nombre. Si sus observaciones agudas se quedan en las canas, el color de piel, el peso o el género de sus objetos de burla, tengan una conversación con su conciencia. ¿qué les dice cuando el aplauso se esfuma y la luces se apagan?

Sean felices y den felicidad.

 

Rocío Valverde
24 de diciembre del 2018

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