Sergio Diaz

Charly García: el genio irreverente del rock

A propósito del lanzamiento de su álbum “La lógica del escorpión”

Charly García: el genio irreverente del rock
Sergio Diaz
12 de septiembre del 2024


Cuando hablamos de artistas actualmente, nos imaginamos a una persona correcta, que cuida su imagen y que intenta ser lo más adecuado frente al público al cual se dirige. Pero si existe una persona que simbolice la revolución es Charly García. Mientras otros seguían caminos preestablecidos, García, con su bigote de dos colores, decidió romper todo tipo de esquemas para formar un nuevo camino que perdura luego de 50 años de carrera musical.

Carlos Alberto García Moreno nació el 23 de octubre de 1951 en Buenos Aires. Después de que la empresa de su padre quebrara, la madre se dedicó a trabajar como productora en programas radiales de tango y folklore argentino, por lo que era habitual que la casa sea constantemente visitada por músicos de folklore, y donde Charly tocaba el piano. La música siempre estuvo presente en su vida. A la corta edad de dos años ya sabía tocar de oído la citarina y un piano de juguete que sus padres le regalaron. Por eso en el año 1956, a los cinco 5 años fue inscrito en el Conservatorio Thibaud Piazzini, del cual se recibiría como profesor siete años más tarde, con 12 años de edad.

El primer punto importante en la carrera musical de Charly llegaría tan solo un año después de recibirse como profesor. La influencia principal de muchas bandas formadas en la década de los sesenta llegó a Latinoamérica: Los Beatles. El mismo García ha mencionado varias veces la gran importancia que ha tenido esta banda en su vida. “Yo estudiaba música clásica y no me gustaba la música popular. Cuando escuché a Los Beatles me rompió la cabeza. (...) Eran jóvenes, tenían mucha plata, eran lindos, componían sus propias canciones. Eso hizo que no esté en un conservatorio o dando lecciones” dijo en una entrevista con Beto Castella en el 2012.

En esa década Charly atravesó su adolescencia, y su personalidad se haría  más rebelde. Se dejó el pelo largo, adquirió una guitarra eléctrica y las peleas con su padre eran mayores, ya que él quería que fuera concertista. Pero en 1971 llegó el servicio militar, cuando apenas tenía 20 años. Fue justo el momento en el cual su primera banda Sui Generis, junto a Nito Mestre, comenzaba a tomar impulso. Hay rumores sobre lo que realizó para salir de la milicia, pero el más acertado es que fingió locura, sacando un cadáver del hospital a pasear en una silla de ruedas. El fin de un período de gobierno militar en Argentina coincidió con el auge de Sui Generis, en el año 1973, con el lanzamiento del exitoso disco Confesiones de Invierno.

En 1974, tras un golpe de Estado, Argentina cae en la más cruel dictadura militar en sus últimos años, lo que cambió la vida de un país, incluyendo a Charly. Durante la época de esta dictadura Charly fue perseguido y muchas de sus canciones fueron censuradas debido al mensaje de tinte político de oposición. A pesar de esto, continuó con sus proyectos, de los cuales resaltan dos en especial.

El primero se llamó La Máquina de Hacer Pájaros, agrupación que apenas duró un año, entre 1976 y 1977. De esta banda, el que más resaltaba aparte de García, era el baterista Oscar Moro, a quien integraría en su segundo proyecto Serú Girán. Para formar esta banda, Charly fue un tiempo a Brasil con David Lebón, amigo suyo desde la época de Sui Generis, donde le dieron forma al proyecto y terminarían integrando a Moro en la batería y al joven Pedro Aznar en el bajo. En esta segunda banda se vio claramente la habilidad y creatividad de composición de Charly. Pero a pesar de tener muchos fanáticos, los especialistas y críticos del momento eran duros con ellos; en especial con García, ya que venía de realizar proyectos de otro estilo más sensible. Con Serú Girán lanzaría cinco discos de estudio.

En el año 1982 la banda se separó debido a que las discusiones eran cada vez más frecuentes, y tratar con un Charly García que había caído en el pozo de las adicciones era cada vez más complicado. Este mismo año, tras haber terminado la dictadura, Charly se lanza como solista en uno de los conciertos más importantes de su carrera, donde presentaría su álbum Yendo de la Cama al Living, frente a 25,000 personas, en el que pedía que “No bombardeen Buenos Aires”.

Sólo un año después, Charly rompió todos los moldes con una propuesta sonora y estética diferente, con su álbum Clics Modernos. Grabado en Nueva York, este disco dejó una huella intachable en la vida de los latinoamericanos, con canciones como No me dejan salir y Nos siguen pegando abajo. Como solista, sacó 13 álbumes, cada uno con un estilo muy diferente, de los cuales destacan Piano Bar, Parte de la Religión y La Hija de la Lágrima.

Sin embargo, su vida no estuvo exenta de polémicas y momentos oscuros. Su lucha contra la adicción y sus enfrentamientos públicos con la prensa y las instituciones mostraron a un hombre que, en ocasiones, se veía superado por el peso de su propia genialidad. A pesar de estos episodios, Charly García nunca perdió su estatus de leyenda viva. Su capacidad para resurgir después de cada caída ha sido parte fundamental de su mito. Siempre que parecía estar en el borde del abismo, lograba regresar con música nueva, innovadora y desafiante.

Charly García, con su inconfundible bigote bicolor, siempre fue y será mucho más que una estrella de rock. Es un símbolo de rebeldía y autenticidad. Su música nos enseña que la verdadera revolución no necesita de gritos, sino de acordes bellos cargados de verdad y sentimiento. A través de décadas, caídas, persecuciones y censuras, Charly nunca perdió su esencia y continúa recordándonos, hoy con su nuevo álbum, que el arte no tiene fronteras. Hoy, su música y su bigote son el legado que nos deja. Mientras Charly García siga sonando, las nuevas generaciones aprenderán a vivir sin miedo.

Sergio Diaz
12 de septiembre del 2024

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