Carta desde la Plaza San Martín

 

Durante el proceso electoral que llevó a Alan García a la presidencia por segunda vez en la historia del Perú, y en la historia del Partido Aprista Peruano, se libró una batalla política en distintos campos. Plazas, calles, puentes y tantos otros espacios públicos se convirtieron en el escenario predilecto para muchos militantes del aprismo y otras fuerzas políticas que competían en aquellas elecciones.

Uno de estos personajes fue un librero que saltó a la Plaza San Martín con sus libros y que, con el tiempo, se convertiría en una de las figuras más recurrentes y esperadas en el ágora popular. Aprista por mandato de estirpe, Víctor Raúl Mendoza Ferrer fue el creador del Comando de Acción Plaza San Martín del Apra, que por las noches se adentraba para batirse con los comunistas del centro de Lima y otros oponentes, intelectuales y no tan intelectuales.

No acabaría de contar una historia que, en su momento, seguramente escribiré como un capítulo de la historia del Partido del Pueblo. Pero he querido pedirle a este hombre de libros su opinión respecto a lo que viene sucediendo en el partido de Haya de la Torre, a propósito de una misiva que circuló en los diarios de Lima, impulsada por un grupo de mujeres y hombres. He aquí la breve carta que me dirigió hace unos días:

 

Querido Arturo:

Me he enterado, por otras bocas, que un grupo de compañeros o excompañeros, no sé cómo llamarlos, han hecho un pronunciamiento pidiéndole al expresidente Alan García, que dé un paso al costado. La pregunta es: ¿Aquellos que hacen este pronunciamiento —de los cuales el 50% no pertenecen al partido, otro 25% es gente que está cuestionada dentro del mismo partido y un 25% restante, qué representa—, qué es lo que quieren? ¿Quieren tener la dirigencia del partido para hacer lo que ellos creen conveniente? ¿Quién es aquél que mueve toda esta maquinaria? ¿Es aquél cuyo nombre no está en esta lista del pronunciamiento?

¿Sigue Jorge del Castillo queriendo ocupar el lugar de Alan García, sin tener ni siquiera el 50% de las condiciones que se necesitan para ser un líder o presidente? ¿Quién es aquél que empuja este carro? ¿El hombre que está tentando la silla de la Municipalidad de Lima, después de haberse ido de la organización, llevándose a ahijados, amigos, empleados de los gobiernos anteriores del gobierno de Alan García? ¿Cuántos de estos que piden un paso al costado no han recibido favor o prebenda del Partido Aprista?

Aquí en esta lista veo a Javier Morán, veo a la secretaria de Juventud del Comité de Miraflores, veo al hijo de una ex ministra y veo a Juan Manuel Cabrera Pereira, un muchacho de mis canteras, convertido en francotirador de un grupo que él conoce, que sabe que no valen nada.

¿Qué pasa con la organización? ¿Por qué Jorge del Castillo no ha sido expulsado hasta ahora del partido? ¿Qué pasa con el secretario general del partido? ¿Qué pasa con el secretario general de Organización? ¿Qué pasa con toda esa gente que tiene cargos dentro del control de la organización? ¿Cómo es que ese señor puede seguir diciendo que es el secretario general del partido? Alguien tiene que ponerle freno a toda esta vanguardia revolucionaria dentro del partido. Las bases del partido siguen siendo apristas en todo el país.

He dicho y repito, si alguna vez sale un hombre que reúna siquiera el 50% de las condiciones que tiene Alan García, yo le rogaría al expresidente que vaya a un debate.

Ahora ya no es el país el que persigue a Alan García. Ya no es la oposición. Ya no son los comunistas, ni los derechistas. Ahora son los propios apristas. La pregunta es: ¿A qué obedece todo esto?

Señores, yo no voy a pedir disciplina, voy a pedir que tengan la suficiente cabeza para poner todas las piezas en la balanza. Pésenlas. Sí hay un hombre que lleve al partido a la cima, yo lo conozco, parece que ustedes se han olvidado quién es. Víctor Raúl Haya de la Torre seguirá siendo el fundador; pero los líderes son vivos, no son muertos. Ahora es Alan García. Si alguien cree que hay alguien mejor, lo espero en mi tienda de libros viejos.

Fraternalmente,

Lito.