Jorge Varela
Boric en la cancha de lo real
Los desafíos de dirigir un cambio sin rupturas

El presidente electo de Chile, Gabriel Boric, ha dado a conocer a los integrantes de su gabinete ministerial: un equipo de 24 personas que lo acompañarán en la primera etapa de un gobierno que tiene puestas sobre sus espaldas demasiadas ilusiones ciudadanas. Mientras no veamos en la cancha de la política real cómo asumirá la conducción de ese ‘juego bonito’ o de ese desastre eventual que permitirá juzgarlo, no vamos a emitir juicios anticipados. Es claro, eso sí, que una cosa es ponerse a trabajar y enfrentar las adversidades del presente y del futuro –lo que ciertamente demanda y espera la gente– y otra seguir soñando y recitando poemas que contengan versos pro-igualdad. La metamorfosis de candidato-poeta a gobernante-hacedor exige algo más que simple lirismo. Evocadora, sublime y bella es la poesía para alimentar el espíritu y los sentimientos, pero el cuerpo y sus intestinos necesitan proteínas para subsistir y pensar.
Quizás ello explique la inserción de un ministro de Hacienda de corte socialdemócrata que asumirá, en medio de gestos agrios por parte de la vieja guardia del Partido Comunista (PC), uno de los ejes del nuevo oficialismo, junto al Frente Amplio. Ni Guillermo Teillier, ni Juan Andrés Lagos, ni Hugo Gutiérrez, pudieron esconder su cara de desazón propia de jerarcas decepcionados, cuando conocieron el nombramiento de Mario Marcel, quien se hará cargo de las finanzas públicas y manejará los botones de pánico del aparato económico. Con Marcel en Hacienda el programa, como lo entiende el PC, no se podrá cumplir, ha señalado un analista con experiencia (Jorge Schaulsohn, ex presidente de la Cámara de Diputados, Ex-Ante, 21 de enero de 2022)
El destino es indescifrable: a los comunistas chilenos se les ha atravesado otro “Gabriel” en la ruta. Uno que no es el conocido arcángel bíblico.
El Partido Comunista y los nuevos socios de Boric
El desafío para Boric será mantener unida a su nueva coalición de apoyo, a la que han accedido el Partido Socialista y otros partidos de la derrotada ex Concertación, pues el Partido Comunista se ha encontrado con la sorpresa de que forma parte de una coalición diferente, donde su poder e influencia estarán amortiguados.
Esta amplitud facilitará la formación de mayorías parlamentarias en el Parlamento, pero hará más complejo el logro de acuerdos internos, ya que no será fácil la cohabitación del enfoque refundacional encarnado por la izquierda radical y dura con la visión moderada de la izquierda social demócrata. Hasta sus amigos del círculo de mayor confianza integrados al más alto nivel de decisión podrían entrar en desacuerdos esporádicos o en una zona roja de pantanos y disenso.
Por otra parte, mientras no se conozca el contenido final del proyecto de Constitución que deberá ser aprobado o rechazado en el curso de 2022, este gabinete tiene todo el aroma de ser uno de transición cuyo objetivo fundamental será mantener la paz social y la estabilidad económica de manera de que el plebiscito de salida tenga lugar en un clima tranquilo que garantice la aprobación del texto que sea propuesto a los ciudadanos. Una coalición extendida de gobierno puede permitirle una mejor coordinación con la Convención Constitucional para impulsar aquellas normas que interesen al futuro gobierno. El presidente electo ha hablado del “encauzamiento” de este órgano.
La realidad es más porfiada que cualquier ideología
Boric, quien se ha definido como demócrata y dice provenir de la “tradición socialista libertaria americanista chilena” –calificándola como su espacio de referencia ideológica–, acaba de expresar que “la realidad es más porfiada que cualquier ideología”, pues tiene plena conciencia de que su gobierno debe afirmar la base de apoyo social más allá de sus fronteras actuales, lo que denomina “el gran riesgo” (entrevista BBC Mundo, 21 de enero de 2022). Para ello es necesario persistir en una alianza entre la pequeña burguesía progresista, los sectores medios, populares y los diferentes grupos sociales de la llamada diversidad.
Liderar una sociedad convulsa como la chilena excede el marco de las aventuras juveniles, no es equivalente a encabezar la tarea de un centro de estudiantes entusiastas; se requiere algo más que pasión y hormonas. Su idea reciente es la de ser un gobierno empeñado en dirigir el cambio social sin ruptura del tejido histórico. Un gobierno que deberá respetar a instituciones básicas que están en la raíz y esencia misma de la República, (aunque a algunos no les guste este concepto), como las Fuerzas Armadas, por ejemplo.
De qué otra forma podría interpretarse su reiterada exhortación a la élite y a los empresarios: ‘no tengan miedo’. Uno de los retos de esta nueva izquierda chilena es asegurar que su gestión se desarrollará en libertad, con absoluto respeto por la oposición, y que concluido su mandato dará paso a gobernantes elegidos en un proceso absolutamente democrático.
Como ha sido escrito: “América Latina necesita realismo, estabilidad, prudencia, honestidad, energía y audacia, no fantasías, ideología y discursos; ese será el desafío del verdadero progresismo”. (Antonio Caño,“Un examen a la izquierda en América Latina”, La Nación de Argentina, 22 de enero de 2022)
Ni Chile, ni Perú, ni América Latina, están para soportar regímenes de ‘democracia pervertida’.
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