Editorial Economía

EL “GATOPARDO” EN LA FORMALIZACIÓN MINERA

Se reduce el ámbito de formalización de los productores artesanales

EL “GATOPARDO” EN LA FORMALIZACIÓN MINERA
  • 24 de enero del 2017

Se reduce el ámbito de formalización de los productores artesanales

Se suele llamar “gatopardismo” a la idea de “cambiar las cosas para que nada cambie”, porque semejante paradoja fue expuesta en la novela El gatopardo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa. Algo parecido parece suceder en los decretos de formalización minera. Alguien en el Ejecutivo se ha dado maña para que el aparente cambio signifique mantener el virtual estado de cosas.

Por ejemplo, en el Decreto Legislativo 1293 —que pretende relanzar el proceso de formalización minera— se reconoce implícitamente que el proceso desarrollado por el nacionalismo fue un rotundo fracaso. Con las propias cifras expuestas por el ministro de Energía, Gonzalo Tamayo, se reconoce que de los 70,000 mineros informales que firmaron la Declaración de Compromiso de adherirse al proceso, solo 118 culminaron la etapa de Saneamiento Legal por los engorrosos y costosos trámites. Enseguida se crea un Registro Integral de la Formalización Minera con vigencia de tres años, pero solo se incorpora al proceso de formalización a los productores inscritos en el Registro Nacional de Declaraciones de Compromisos. ¿Existe algún cambio con respecto a la legislación fracasada del nacionalismo?

Los mineros artesanales que firmaron la Declaración de Compromiso solo son 70,000; pero don Alberto Benavides Quintana, fundador de la minería moderna en el Perú, en una de sus últimas entrevistas señaló que sumaban alrededor de 400,000 productores. Un dato para entender la gravedad del gatopardismo pepekausa: solo en Puno los mineros informales llegan a 50,000. ¿Cómo se puede relanzar un proceso de formalización excluyendo a más del 80% de los empresarios informales de la minería?

La nueva normatividad señala que los mineros artesanales que no firmaron la Declaración de Compromiso podrán acogerse al proceso de formalización siempre y cuando acrediten cinco años de actividad en la minería informal. La pregunta que surge es, ¿cómo un minero informal puede acreditar cinco años de actividad informal? ¿A un informal se le pide los requisitos que se plantea a un formal? Un despropósito sin sentido.

Otro elemento preocupante tiene que ver con que las definiciones de minería ilegal siguen siendo tan extensivas que todas las actividades de los mineros informales podrían caer bajo esta figura. Si bien se reconoce que la minería ilegal se desarrolla en zonas prohibidas o no autorizadas, es evidente que las definiciones establecidas en el Decreto Legislativo 1105 —promulgado por el nacionalismo y en plena vigencia— señalan que se considera minero ilegal al productor que no tiene papeles y que no cuenta con los requisitos técnicos, sociales, ambientales ni administrativos para ejercer la industria. Es decir, aquí puede caber toda la minería informal.

Y si le agregamos que el Decreto Legislativo 1244, promulgado por el Gabinete Zavala, establece que los delitos de minería ilegal forman parte de los delitos de crimen organizado, entonces se han dejado las puertas abiertas para que cualquiera intente criminalizar las actividades de los productores artesanales.

Otro elemento a tomar en cuenta: la normatividad señala que un productor artesanal deja de ser “minero ilegal” si se acoge al proceso de formalización. La única posibilidad de que no funcione esta figura es acreditar que no se pudo ingresar a la formalización por culpa de un funcionario del Estado. En otras palabras, si la formalización no funciona es por culpa de los mineros artesanales, y no por eventuales errores de la ley y de la administración nacional. El minero artesanal convertido en potencial enemigo. ¿Por qué?

No se puede desconocer que las nuevas normas sobre formalización minera desregulan y reducen los costos de acceder a la formalidad. Sin embargo las restricciones que se levantan contra la mayoría y la persistencia de una voluntad de criminalizar innecesariamente las actividades de los mineros artesanales nos revelan que hay sectores del Gabinete Zavala que consideran que los beneficios del capitalismo y de la economía mercado deben ser para muy pocos.

Los mineros artesanales probablemente representan uno de los movimientos sociales más poderosos y con una clara identidad procapitalista, promercado. No se puede entender, entonces, cómo algunos sectores del Gabinete Zavala levantan murallas contra la formalización minera como si, en realidad, quisieran empujar a los mineros artesanales hacia las propuestas antisistema que se aprovechan de los errores de quienes creen que el capitalismo es solo para algunos privilegiados.

 
  • 24 de enero del 2017

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