Juan Sheput

Se tiene derechos… pero también deberes

Se tiene derechos… pero también deberes
Juan Sheput
01 de marzo del 2016

Fortalecer las instituciones en tiempo electorales

Los países desarrollados se caracterizan por su carácter predecible. Las instituciones se manifiestan cuando por ejemplo en un juicio el juez se manifiesta de acuerdo a lo fallado en situaciones familiares. El respeto a la ley y la vigencia de esta como elemento que dirime o busca equilibrar el conflicto permanente es el cimiento de la institucionalidad.

En los países subdesarrollados sucede todo lo contrario. Ni siquiera existe ese factor integrador que cimienta una sociedad como es la confianza, en decir de Francis Fukuyama, o la ética que, para los protestantes según Weber, es lo que distingue a las sociedades desarrolladas nórdicas de las caóticas del sur, católicas. Cuando no hay institucionalidad o cuando además una sociedad es impredecible, cualquier cosa puede suceder. Vivimos en estos días un ejemplo. Desde hace diez años se ha intentado construir una base institucional política, regida por un Ley de Partidos Políticos que, desde el 2003,  fue el inicio de un tejido normativo que mal que bien las diversas organizaciones venían cumpliendo. Era así hasta que en estos días, los mismos que las promovieron desde la academia, desde la sociedad civil, en un asunto de locos promovieron todo lo contrario: su irrespeto. La motivación era permitir que un grupo de personas desorganizadas pudieran competir pues según las encuestas podían hacer mella a uno de los candidatos. Es decir los “promotores de la institucionalidad” cuando tuvieron la oportunidad de probar su fortaleza principista y convicción se pusieron a las órdenes de los poderes fácticos y generaron el caos que ahora caracteriza al actual proceso electoral. ¿Quiénes son? No vale la pena mencionarlos. Allí están, en Youtube, en Google con sus artículos vergonzosos.  Desataron con su actitud la duda en el ciudadano, la incertidumbre. Aniquilaron la poca confianza que había en el sistema. Hoy, gracias a ellos, ya nada es igual. Los endebles cimientos fueron volados por su arrogante e inmaduro interés.

Estamos a 40 días de las elecciones y hay partidos que ni siquiera saben si competirán con listas parlamentarias o con un determinado logo. Hay protestas en todas partes. Se ha desatado una caja de Pandora que no quieren ver los que causaron este desconcierto de manera irresponsable. No han madurado, por eso el Perú, por este tipo de cosas es uno de los pocos países en América Latina, incapaz de voltear la página y mirar con unión hacia adelante. Se preocupan por los derechos de sus amigos, olvidando que un ciudadano que pretende dirigir el país también tiene deberes. Y el principal deber es cumplir y hacer cumplir la ley.

Por: Juan Sheput

 
Juan Sheput
01 de marzo del 2016

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