Javier Agreda
Eduardo Chirinos (1960-2016)
Sobre el deceso del poeta peruano
En la mañana del último miércoles (17 de febrero) murió el poeta Eduardo Chirinos (Lima, 1960) e inmediatamente las redes sociales se llenaron de notas que recordaban la importancia de su obra y su calidad humana. Dedicado a la literatura (creación, crítica y docencia) desde muy joven, fue autor de una amplia obra que incluye una veintena de poemarios —desde Cuadernos de Horacio Morell (1981) hasta Treinta y cinco lecciones de biología (2015)—, además de tres libros de ensayos, que le valieron un buen número de reconocimientos literarios, tanto dentro como fuera de nuestro país.
Chirinos se dio a conocer como parte del grupo de jóvenes poetas (José Antonio Mazzotti, Raúl Mendizábal, Róger Santiváñez, etc.) que comenzó a publicar a finales de los años setentas, y que pronto fueron conocidos como “generación del ochenta”. Su poesía inicial mantenía el coloquialismo y la ironía dominantes en las generaciones anteriores, pero les agregaba el uso de “heterónimos” a través de los cuales hablaba el poeta. El primero de estos heterónimos fue Horacio Morell, cuyo nombre se derivaba del protagonista de Rayuela. Otra característica de esta poesía, y que se acentuó con el tiempo, fue el lúdico manejo de las citas y alusiones literarias. Ambos rasgos serían después considerados como típicamente “posmodernos”, cuando las propuestas de Lyotard se difundieron en los predios académicos.
Desde sus primeras publicaciones, Chirinos destacó sobre sus compañeros de generación. Ganó los concursos José María Arguedas (1979), Juegos Florales de la PUCP (1980) y de la Municipalidad de Lima (1982). Pero el que lo consagró fue el Premio Copé (entonces recién en su segunda edición), que obtuvo con su tercer poemario: Archivo de huellas digitales (1984). Por aquella época también comenzó su labor como periodista cultural, publicando extensos artículos sobre literatura, y obtuvo una beca para seguir estudios en España. En Madrid publicaría sus siguientes libros: Sermón sobre la muerte (1986), Rituales del conocimiento y el sueño (1987) y Recuerda, cuerpo… (1991), entre otros, que completan la primera etapa de su obra, reunida en la antología Raritan blues. Antología personal 1978-1996.
Tras regresar de Europa, Chirinos se traslada a Estados Unidos a trabajar de profesor en diversas universidades. La experiencia de vivir en una cultura tan distinta hace que su poesía entre en una nueva etapa, como se muestra en El equilibrista de Bayard Street (1998), con el que Chirinos vuelve a la literatura tras siete años de silencio. Ya en ese libro se anuncian las constantes de sus siguientes poemarios, como el conflicto entre las experiencias personales y las “culturales” (entre los recuerdos propios y lo vivido a través de los libros) y la recurrente presencia de la fauna urbana, utilizada con fines simbólicos. En esa línea está también su libro Abecedario del agua (2000), que se inicia con un poema titulado “Ratas & ratones”.
Ya en plena madurez personal y literaria, Chirinos comienza a recibir importantes reconocimientos. Su poemario Breve historia de la música obtiene el Premio Casa de América 2001 (otorgado por la ciudad de Madrid) y Mientras el lobo está el Premio de Poesía Generación del 27 (2009, otorgado por la ciudad de Málaga). Chirinos también cerró esta segunda etapa de su obra con una antología: Catálogo de las naves. Antología personal (1978-2012). Publicó todavía un par de poemarios antes de su temprana muerte, a los 55 años de edad. Sin lugar a dudas, Eduardo Chirinos es uno de los más importantes poetas peruanos de las últimas décadas.
JAVIER AGREDA
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