Luis Hernández Patiño
Nuestra conciencia colectiva
El desafío de una sociedad en crisis
Nuestra sociedad enfrenta numerosos problemas sin resolver, cuyos efectos se sienten con fuerza en sectores clave como la salud y la educación. A pesar de estar en el siglo XXI, en Lima todavía hay personas sin acceso a necesidades básicas como agua y electricidad. Basta con observar las condiciones de vida en los cerros que rodean la capital para dimensionar la gravedad de la situación. Un liderazgo responsable debería trabajar en soluciones concretas mediante una gestión pública eficiente y efectiva.
Los ideólogos progresistas, tanto de izquierda como de derecha, han instrumentalizado estos problemas con fines electorales, sin ofrecer soluciones reales. Mientras muchas familias en asentamientos humanos carecen de servicios esenciales, ciertas élites se preocupan por debates ajenos a la cruda realidad social.
Ante este panorama, surge una interrogante fundamental: ¿qué ocurrió hace 200 años? La versión oficial de nuestra historia ha ensalzado la etapa republicana y distorsionado los hechos de la independencia. La derrota en Ayacucho se presentó como una victoria, y el sometimiento a la burguesía internacional como una liberación. La caída del Virreinato generó un vacío de poder que favoreció el surgimiento de caudillos y una oligarquía que solo ha buscado enriquecerse, mientras las clases populares han cargado con el peso de la vida cotidiana en un país fracturado.
La canción "Las torres" de los Nosequé y los Nosecuántos ilustra bien nuestra historia republicana: una estructura tambaleante que ningún gobierno ha logrado reconstruir. Cada década trae nuevas promesas de cambio que terminan en desilusiones. En las próximas elecciones, es probable que nuevos oportunistas busquen beneficiarse del poder sin intención de transformar realmente la sociedad.
La mayor preocupación radica en que la sociedad no reacciona. Los periodos de aparente recuperación han sido cíclicos y efímeros. La clave para el cambio está en recuperar nuestra conciencia colectiva, lo que exigirá un proceso educativo de varias generaciones.
Es fundamental conocer nuestro pasado mestizo e hispánico y dejar atrás mitos y leyendas negras que han distorsionado nuestra identidad. Durante la vida republicana, se nos ha ocultado nuestra historia real para que ignoremos nuestra procedencia y nos sintamos inferiores ante las potencias mundiales. La idealización de los países desarrollados por parte de las clases medias y altas no es casual.
Es necesario eliminar la confusión ideológica que predomina en ciertos sectores intelectuales y fomentar la formación política de nuevos talentos capaces de asumir la gestión pública con responsabilidad e inteligencia. Solo así podremos recuperar nuestra conciencia colectiva y romper con la situación patológica que nos aqueja. La verdadera emancipación no es un sueño inalcanzable, sino un objetivo que podemos lograr con determinación y claridad de propósito.
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