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¡Sigue ofensiva antiempresarial!

La izquierda enfila contra la Confiep

¡Sigue ofensiva antiempresarial!
Víctor Andrés Ponce
19 de marzo del 2018

 

El fiscal Domingo Pérez —quien ha allanado todos los locales habidos y por haber de Fuerza Popular e, incluso, logró que se detuviera por una horas a Jaime Yoshiyama por una reliquia bélica sin el correspondiente permiso actualizado— ha vuelto a la carga en el preciso momento en que el Perú se tensa al máximo con una nueva moción de vacancia. El mencionado fiscal antifujimorista ha solicitado el impedimento de salida del país para Jaime Yoshiyama, Augusto Bedoya y Ricardo Briceño. Y claro el juez Concepción Carhuancho tenía que aprobar la solicitud. Y lo hizo.

Las investigaciones selectivas de Domingo Pérez en contra de Yoshiyama y Bedoya forman parte de la guerra que el hombre desarrolla en contra de Fuerza Popular. Finalmente, con cada despropósito de la Fiscalía, el antifujimorismo despliega primeras planas y persiste en la demonización del movimiento naranja. Los entendidos en este tipo de investigaciones saben que los allanamientos son para la prensa, no para encontrar pruebas.

Por todas estas consideraciones, vale preguntarse, ¿por qué razón se incluye a Ricardo Briceño en las vendetas políticas de Pérez? Si el aporte de Odebrecht de US$ 200,000 dólares para la campaña institucional promercado y proinversión de la Confiep en el 2010 y el 2011 fue bancarizado y tiene el correspondiente certificado de donación. Algo más, si todo el mundo sabe que Briceño es distante del keikismo (incluso el empresario señaló que se la jugó por PPK), ¿por qué se insiste en golpear a los dirigentes empresariales?

Casi en paralelo a conocerse el pedido de Domingo Pérez, los periodistas antifujimoristas volvieron a repetir la leyenda que arma la izquierda en contra de la Confiep. Es decir, “que los empresarios se le jugaron por Keiko en contra de Humala”. Bueno, pues, allí está la razón fundamental de la movida de Domingo Pérez.

El objetivo de la izquierda peruana es “disciplinar al empresariado” para que no vuelva a asumir su papel en democracia; es decir, actuar como clase dirigente. El intento de judicializar por nada a Briceño permitiría escarmentar a todos los grupos empresariales que sumaron los US$ 2 millones de dólares a favor de la campaña promercado de la Confiep. Estos sectores consideran que una citación fiscal sería interesante.

Sin embargo la izquierda olvida los millones de dólares que destinan los grandes comercializadores del cobre mundial a las ONG anticapitalistas con objeto de paralizar la producción de cobre del Perú? ¿De cuántos millones de dólares se trata? Se necesita una investigación urgente.

¿A qué vamos? La mencionada campaña promercado de la Confiep, se puede decir, fue una de las pocas ocasiones en que el empresariado asumió su papel en la sociedad. La metamorfosis de Humala de la Gran Transformación hacia la Hoja de Ruta, por ejemplo, tiene mucho que ver con esa actitud. El “humalismo suavizado por la Confiep” es el resultado directo de esa campaña. No lo dice el suscrito, sino las decenas de artículos que los izquierdistas publicaron en el quinquenio pasado.

Como parte de su estrategia de poder, la izquierda antisistema pretende equilibrar las propuestas políticas procapitalistas con las anticapitalistas en el sistema democrático. Es el sueño colectivista: desvincular la democracia del capitalismo, como si existiese una sola sociedad abierta en el mundo sin una mayoría abrumadora de los privados en la economía. Simplemente no existe ninguna.

En Estados Unidos, Reino Unido y la mayoría de democracias occidentales las propuestas procapitalistas y anticapitalistas nunca están emparejadas, porque el empresariado se convierte en clase dirigente y destina parte de la plusvalía a financiar sistemas de partidos, ONG y la permanente guerra ideológica.

La izquierda, pues, pretende que el empresariado se aleje de la política y la defensa del sistema. Por eso en el Congreso se acaba de aprobar la absurda prohibición de que las empresas financien a los partidos, a contracorriente de las tradiciones libertarias en Estado Unidos, por ejemplo. Por eso también se pretende judicializar a un empresario decente como Briceño. En todo caso, ¿vamos a permitir esta típica guerra ideológica envuelta en investigación fiscal?

 

Víctor Andrés Ponce
19 de marzo del 2018

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