¡Unidad nacional para enfrentar codiv-19!

Al cierre de esta edición se registraban 22 casos de infectados con codiv-19 (coronavirus), mientras los supermercados, los mercados y los centros de comercio se desabastecían por un pánico generalizado ante la explosión de una pandemia. En los supermercados, las colas para comprar podrían demorar un día entero.

Mientras tanto, el Ejecutivo asumía decisiones acertadas para enfrentar la posibilidad de que se produzca una explosión de infecciones. Entre las medidas anunciadas estaban la suspensión de las clases escolares, las clases en las universidades, cuarentenas en el aeropuerto internacional Jorge Chávez (para los viajeros procedentes de países con número alto de infecciones), la suspensión de espectáculos con más de 300 personas, la convocatoria permanente a los miembros del Consejo de Estado y una coordinación permanente del jefe de Estado con los presidentes de los países vecinos para buscar medidas comunes.

Todas esas decisiones apuntan en el sentido correcto y deben respaldarse. Sin embargo, el pánico desatado en la población revela que le falta información. Ni los medios de comunicación, ni el Ejecutivo, ni otras instituciones, están brindando información suficiente. Quizá el Ejecutivo debería nombrar un vocero permanente sobre el tema y designar una comisión de especialistas que monitoreen, hora por hora, la manera en que avanza el número de infectados. La designación de Vicente Zeballos, presidente del Consejo de Ministros, como vocero no parece una medida suficiente.

No se necesita ser especialista en políticas de salud pública para entender que el gran objetivo nacional frente al codiv-19 en el Perú es evitar una explosión de infecciones porque, definitivamente, el sistema de salud pública –integrado por el Ministerio de Salud, la sanidad policial y militar, Essalud y las clínicas privadas– simplemente estallaría por los aires.

En Wuhan (China) –con población joven mayoritaria– ha quedado demostrado que por cada 1,000 infectados, 50 presentan síntomas graves que requieren atención en unidades de cuidados intensivos (UCI). Ante la falta de unidades UCI, el Estado chino construyó dos hospitales con 2,000 camas UCI en diez días. Algo así no es posible por el tamaño y la capacidad de nuestro Estado. De allí que el objetivo nacional de evitar que las infecciones se desborden es fundamental.

Sin embargo, el Estado debe desarrollar un inventario del número de unidades UCI con las que cuenta en los diversas instituciones de salud pública y del sector privado. Es evidente que la conclusión será que todo es insuficiente. En este contexto, el Ejecutivo debe proyectar equipar el mayor número de unidades UCI en tiempo real, movilizando a todos los recursos del Estado; e incluso capacitando a personal especializado de las Fuerzas Armadas y policiales.

Pero eso no es suficiente. La explosión de las infecciones en Italia ha demostrado que los médicos, enfermeras y técnicos se infectaron porque no estaban equipados adecuadamente para permanecer a salvo de los virus. A través de los cables se ha conocido la muerte de médicos y especialistas.

De otro lado, la decisión de suspender las clases universitarias genera un nuevo problema: que los estudiantes regresen a sus provincias, y algunos de ellos podrían llevar el coronavirus a regiones en donde el sistema de salud es mucho más precario que en la capital. Por todas estas consideraciones, la decisión del Ejecutivo de suspender las clases debe ir acompañada de la prohibición de emigrar fuera de Lima. La emergencia nacional obliga a este tipo de drásticas medidas.

Lo volvemos a señalar desde El Montonero.pe, un medio que se ha caracterizado por la oposición a la administración Vizcarra. Hay momentos en que un país debe postergar sus diferencias e ignorar quién gana y quién pierde con las decisiones acertadas a favor de la población. Y este es uno de ellos. De lo contrario la propagación del codiv-19 creará una especie de limpieza eugenésica con las personas de la tercera edad, a quienes los hijos de buena voluntad cuidan y protegen hasta el final de sus días.