La censura del ministro de Energía y Minas, Rómu...
El solo hecho de que el primer Gabinete conformado por el presidente Martín Vizcarra sea uno alejado de la polarización política que se inició con el nadinismo y recrudeció con la administración PPK, a nuestro entender, representa un enorme logro para la democracia. Especialmente si se considerando que los choques Ejecutivo versus Legislativo, durante los dos años de administración PPK, desencadenaron la peor crisis de gobernabilidad de la presente democracia, que culminó con la renuncia del ex presidente Kuczynski.
La presidencia del Consejo de Ministros (PCM) de César Villanueva preludia un Gabinete dedicado a la concertación, a establecer los puentes que nunca existieron durante la administración pepekausa, más allá de las responsabilidades de los sectores en pugna. Villanueva es un político que cultiva y teje relaciones con todos los partidos del Legislativo y, por estas consideraciones, estará en inmejorables condiciones de dialogar y pactar con los más diversos actores políticos.
De otro lado, el presidente Vizcarra y el PCM Villanueva son políticos forjados en la gestión regional, hombres públicos acostumbrados a enfrentar conflictos, a construir acuerdos y gobernabilidad y, sobre todo, a sortear las presiones. Todo esto nos lleva a señalar que, de una u otra manera, la política está regresando al Ejecutivo y el Gabinete desde que el nadinismo impuso una lógica de poder que parecía resumirse en la alianza entre el Estado y los medios de comunicación.
En este contexto, la velocidad con que el Ejecutivo recupere el tiempo perdido en la reconstrucción del norte se convertirá en una nota característica de la nueva gestión gubernamental. Un Gabinete que gobierne de abajo hacia arriba puede representar una gran noticia para la política y las instituciones, hoy tan desaprobadas por la ciudadanía.
Más allá de la extraña observación de la ley que establece el sistema de semáforos para el etiquetado de alimentos industriales (una observación claramente anti industrial y anticapitalista), el Gabinete Villanueva también se ha organizado pensando en las urgencias de relanzar el crecimiento y las inversiones para que el modelo económico pueda continuar reduciendo pobreza.
Luego de la renuncia de Kuczynski la bolsa subió, el dólar bajó y, en general, los mercados parecían notificar su beneplácito por la noticia. El nombramiento de David Tuesta en Economía fortalece este tipo de impresiones y alienta el optimismo. En la trayectoria de Tuesta, se puede sostener, solo hay una gestión a favor de la inversión y de los mercados. Igualmente la designación de Francisco Ísmodes, un profesional vinculado a las actividades mineras, nos revela la enorme importancia que esta actividad tiene en el nuevo Gabinete para el relanzamiento económico.
El nombramiento de Néstor Popolizio en Relaciones Exteriores, del general (r) EP José Huerta en el Ministerio de Defensa, y del general (r ) PNP Mauro Medina en el Ministerio del Interior, revelan que estos sectores claves del Estado que, antes solían ser copados por la llamada izquierda caviar, hoy permanecen distantes de la terrible polaridad fujimorismo versus antifujimorismo que ha terminado envenenando las instituciones y ahogando el crecimiento de los mercados.
La distancia del Gabinete Villanueva del conflicto político que desencadenó la renuncia de Kuczynski es un gran empujón a la gobernabilidad del Perú. De alguna manera, la presidencia de Vizcarra, como se dice, empieza con el pie derecho y todos los peruanos de buena voluntad esperan que el nuevo jefe de Estado se convierta en el primer presidente en cancelar esta terrible época de enfrentamientos y polarizaciones que amenaza con empujarnos al abismo.
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