Editorial Política

Sin ganar elección alguna, ¿por qué se impone el colectivismo?

El avance ideológico y cultural de las izquierdas en Perú y la región

Sin ganar elección alguna, ¿por qué se impone el colectivismo?
  • 19 de agosto del 2020

Si observamos la conducta del Ejecutivo que –a través del Gabinete Zevallos– promulgó un decreto que establecía el control de precios indirectos de pensiones educativas, indicando que los claustros privados estaban obligados a presentar sus costos y fijos y variables, y a negociar con los usuarios; si recordamos que –desde los tiempos oscuros de la estatización de la banca del primer alanismo– a ningún jefe de Estado se la había ocurrido hacer un “amague estatizador”, tal como lo hizo el presidente Vizcarra con las clínicas privadas, es evidente que el colectivismo, el estatismo, comienza a ganar largamente. Ya no nos alarmamos, porque comenzamos a acostumbrarnos.

Si observamos que en el Congreso han comenzado a proliferar iniciativas para regular precios y mercados en educación, medicinas y tasas de interés bancarios (además de la ley de AFP y la de peajes) y otras iniciativas que pretenden destruir el sistema privado previsional, resulta incuestionable que las propuestas comunistas avanzan en el país, contraviniendo la Constitución y las leyes que prohíben expresamente el control de precios y que garantizan el respeto a los contratos entre privados.

Pero lo más grave de todo: el populismo, la demagogia, el colectivismo o el comunismo a secas, avanza sin haber ganado una elección directamente, excepto “el nacionalismo domesticado” del segundo Humala. ¿Cómo explicar esta situación? La respuesta parece simple: si los sentidos comunes sobre el papel del sector privado en las últimas tres décadas, “la igualdad en la educación”, el medio ambiente y la minería, los consumidores y los abusos de las empresas, los temas de género y el papel de las religiones, los impone una red de oenegés de izquierda y activistas comunistas, no es exagerado sostener que la izquierda ha ganado la batalla ideológica y cultural, como se dice, por una goleada histórica.

Ahora bien, ¿la izquierda se ha apoderado de la cultura y los sentidos comunes de la sociedad solo porque ha contado con mayores recursos? Es una parte de la verdad. Es impresionante la cantidad de financiamiento de las oenegés de izquierda, frente a los escasos recursos de los actores que defienden el sistema republicano y las libertades políticas y económicas, no obstante que el Perú tiene ahora el sector privado más poderoso de su historia. 

En la cantidad de recursos que maneja la izquierda está una parte de la explicación. Pero es insuficiente. En Chile y Colombia, por ejemplo, los recursos de los think thanks y actores que defienden las libertades son cinco o diez veces superiores a los magros apoyos en el Perú. Sin embargo, hoy Chile es la sociedad que está más cerca del asalto colectivista en toda la región, no obstante tener el ingreso más alto e índices menores de pobreza en toda la región.

¿Cuál es la explicación? El problema es que las derechas, los republicanos y defensores de las libertades en América Latina, luego de la Segunda Guerra Mundial se compraron el argumento del fin de las ideologías y creyeron que solo defendiendo las libertades económicas, la disciplina fiscal, el papel del sector privado y las reformas estructurales se podía contener el avance colectivista. Grave error. Hoy los escolares y universitarios de Chile marchan y desatan la violencia en Santiago, exigiendo “igualdad”, porque los docentes han sido colonizados por el comunismo como expresión del triunfo ideológico y cultural de la izquierda. Hoy las cortes de Colombia decretan el arresto domiciliario de Álvaro Uribe, un héroe que se enfrentó al comunismo terrorista de las FARC, porque los magistrados han sido colonizados ideológicamente por las oenegés de Derechos Humanos, como expresión del triunfo ideológico y cultural de la izquierda.

Si estuviésemos en China, el solo discurso económico sería suficiente para defender la única libertad existente: la económica. Pero en América Latina existen libertades políticas, económicas y sociales, y los republicanos no pueden permitir que la filosofía, la historia, las humanidades y la cultura sean infectadas por el virus comunista, que suele reescribir la historia y las tradiciones de acuerdo a sus objetivos de poder. Luego de triunfar en la ideología y la cultura, los colectivistas solo tienen que apretar suavemente para asfixiar las libertades económicas.

América Latina está obligada a regresar a las tradiciones clásicas de Occidente: recuperar una filosofía, una historia, una cultura, unas humanidades y un proyecto económico a favor de la libertad. Estamos obligados a recorrer el camino de Occidente porque nos oponemos a que exista un caudillo, un partido o cualquier nomenclatura que gobierne y suplante la representación. Para defender la economía de mercado y las libertades políticas y económicas, entonces, habría que decir que ¡salvo la cultura, todo es ilusión!

  • 19 de agosto del 2020

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