Sin Estado de derecho en regiones mineras y Las Bambas, ¡no se relanzará el crecimiento!

La situación del corredor minero del sur –en donde se emplazan las minas de las regiones del Cusco y Apurímac y que producen, aproximadamente, el 40% del cobre nacional– podría explicar la manera cómo se ralentizó el crecimiento de la economía y, peligrosamente, se dejó de reducir la pobreza en el país. Durante el Gobierno de Pedro Castillo no solo se alentó la constituyente y la nacionalización de los recursos naturales, sino que se promovió y empoderó la violencia de las minorías radicales. En diversas minas se produjeron asaltos e invasiones; por ejemplo, en el proyecto de Los Chancas y Las Bambas, en la región Apurímac. Igualmente, en varias minas de La Libertad y otras del sur de Ayacucho se produjeron hechos de violencia y ataques contra los campamentos mineros.

Las Bambas, una de las diez minas de cobre más grandes del planeta, con una inversión de más de US$ 10,000 millones, según un video propalado por la propia empresa, acumula más de 17 meses de bloqueos en el corredor minero del sur, que impidieron trasladar el mineral al puerto desde el inicio de las operaciones en el 2016. Considerando que esta inversión es de talla mundial y que cualquier potencia minera –Canadá, Australia y Chile– la quisiera albergar en su territorio, la noticia de más de un año y medio de paralizaciones por la violencia a cualquiera haría imaginar que el Perú es un país en medio de una guerra civil, sin Estado de derecho, sin imperio de la ley.

Pero no solo se trata de paralizaciones. El año pasado unas decenas de pobladores de Huancuire invadieron el tajo de Chalcobamba del proyecto minero, el nuevo tajo destinado a reemplazar la producción declinante del tajo Ferrobamba, que se explota desde el inicio de la operación de Las Bambas. Lo más grave de todo: en una intervención de la policía nacional y el Ministerio Público se comprobó que los invasores desarrollaban minería ilegal, pese a lo cual hasta hoy siguen con la invasión.

Cualquiera sea el ángulo de análisis sobre la señalada operación minera es evidente que su aporte social resulta invalorable. En otro video propalado por la empresa, igualmente, se establece que Las Bambas ha desarrollado una estrategia de desarrollo empresarial que, entre el 2016 y el 2022, ha posibilitado comprar más de S/ 1400 millones a proveedores de la región Apurímac; mientras que en la región Cusco se ha desarrollado adquisiciones por más de S/ 390 millones.

Planteada las cosas así emergen las preguntas que no parecen tener respuestas, sobre todo si consideramos que Las Bambas representa el 1% del PBI nacional, tal como se informa en otro video. Todo se asemeja a la acción destructiva de un ejército de invasión extranjera que pretende destruir la producción nacional en el preciso momento en que se proyecta que el precio de la libra de cobre podría llegar a los US$ 5.

Para graficar la tragedia y la destrucción del Estado de derecho que se experimenta en las regiones mineras y Las Bambas, vale señalar que en el 2022 la producción de Las Bambas se desplomó en casi el 50%. La empresa produjo 220,000 toneladas métricas de cobre (TMC), no obstante que tenía una producción anual proyectada de más de 400,000 TMC.

En este contexto, si alguien intentase calificar como “traición a la patria” o un “ataque extranjero contra los intereses nacionales” las acciones de las minorías radicales y el violentismo en las regiones mineras no estaría cometiendo un exceso. Si el Ejecutivo y el Congreso no asumen medidas urgentes para enfrentar el derrumbe del Estado de derecho en las zonas mineras no habrá nuevas inversiones ni se relanzará el tan esperado crecimiento. La minería moderna comenzará a morir.