Editorial Política

Sí o sí, Tía María va

Premier Villanueva decidido a impulsar el proyecto minero

Sí o sí, Tía María va
  • 11 de abril del 2018

 

Como debía ser, el proyecto cuprífero Tía María, ubicado en la provincia de Islay (Arequipa), ocupa la atención del jefe del Gabinete, César Villanueva. El premier ha dicho que "procurará que Tía María salga adelante este año". Mientras Yamila Osorio, gobernadora de la región Arequipa, ha manifestado que el Ejecutivo "primero debería atender los proyectos pendientes para la provincia de Islay, como la construcción de hospitales en Mollendo y Cocachacra".

Las declaraciones del primer ministro generan confianza y son un gran aliento para las inversiones. "No podemos tener una riqueza minera, petrolera y gasífera importante enterrada en el subsuelo y tener pobreza en la superficie", ha dicho firmemente. Tía María se detuvo en 2015 por actos violentos realizados en el valle de Tambo por un puñado de radicales antimineros. Si no hubiera sido así, las operaciones del proyecto cuprífero hace rato hubieran proporcionado canon suficiente para construir los hospitales que la gobernadora de Arequipa reclama al Ejecutivo, porque de ese cuero saldrían las correas.

Después de detener el proyecto Conga en Cajamarca y haber convertido a la región de una de las más pobres, los activistas antimineros enfilaron hacia el sur, hacia el denominado Corredor Minero, donde se desarrollan los más importantes proyectos mineros como Las Bambas (Apurímac) y Constancia (Cusco). Proyectos que han permitido la rápida reducción de la pobreza en el sur, como nunca antes, con inversiones que han incrementado el número de puestos de trabajo formal.

Según informe de la Dirección de Promoción Minera, del Ministerio de Energía y Minas, hasta noviembre del 2017 el sector minero empleó en todo el país a 196,123 trabajadores, entre contratados por las empresas mineras y los contratistas. De ese total de empleos directos, en Arequipa se contrataron a 30,878 trabajadores, que representan el 15.74% de la participación total; en Apurímac 10,053 trabajadores (5.13%) y en Cusco 7,640 trabajadores (3.90%). Asimismo, diversos estudios revelan que por cada empleo directo minero se generan entre seis y siete empleos indirectos. Esa es la enorme importancia de las inversiones mineras que, al mismo tiempo, generan empleos familiares para ofrecer bienes y servicios al sector minero, una fórmula para salir de la pobreza.

Alegando problemas ambientales, el proyecto Tía María —una inversión de US$ 1,400 millones que producirá 120,000 toneladas anuales de cobre— fue detenido después de manifestaciones violentas protagonizadas por piquetes bien organizados de radicales que, utilizando huaracas y hondas, crearon caos y violencia en la provincia de Islay. Su principal estrategia fue asustar a la población con el cuento de que los polvos provenientes de las operaciones mineras ocasionarán daños a las plantaciones del valle de Tambo.

Del mismo modo, decían que los químicos mineros contaminarán las aguas de los ríos y de los acuíferos subterráneos. Nada de eso es cierto. La producción de cobre en Tía María es por lixiviación —el sistema de producción más limpio y amigable con el medio ambiente—, que consiste en canchas totalmente impermeabilizadas que impiden la fuga de una gota de cualquier substancia. Por otro lado, los "disparos" o voladuras en la mina se realizarán a medía día, hora en que los vientos —según estudios realizados— soplan de sur a norte. Es decir, tampoco una partícula de polvo alcanzaría los cultivos de los agricultores. Además, todas las operaciones mineras se ubican en lugares inhóspitos, totalmente alejados de los poblados; y más aún, del valle Tambo, a 6.5 km de la mina y a 11.0 km de la planta de lixiviación.

Los desmanes que inmovilizaron a Tía María tuvieron un protagonista principal: Pepe Julio Gutiérrez, quien intentó extorsionar a la empresa reclamando sus "lentejas para no incendiar Roma". Los revoltosos, utilizando artefactos que simulaban ser escudos, se autodenominaron "espartambos", figuras seudo épicas que ahora son retratados en los colegios del lugar cada vez que hay desfile o actuaciones públicas.

Tía María es un proyecto limpio que no afecta al medioambiente. Los detractores, casi todos de diversas ONG, dicen lo contrario porque son financiados con recursos provenientes del extranjero, de corporaciones y traders internacionales que quieren controlar la producción del cobre para manipular el precio del metal rojo. El proyecto cumple con todos los estándares medioambientales mundiales y las normas nacionales vigentes. Si el premier Villanueva ha dicho que "procurará que este año salga", en buena hora. Este año se le debe otorgar la licencia de construcción. En pleno combate contra la pobreza, el Perú no puede darse el lujo de omitir tan importante proyecto que levantaría la economía nacional.

 

  • 11 de abril del 2018

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