Editorial Política

Salvar a la República y salvar el modelo económico

Los deberes impostergables de la oposición y los demócratas

Salvar a la República y salvar el modelo económico
  • 20 de octubre del 2022

La libertad y las sociedades abiertas fueron construidas en Occidente en un largo proceso de arriba hacia abajo en el que la propiedad, bajo control de reyes y estados, se democratizó con el surgimiento de la propiedad privada y los mercados. La emergencia del sector privado –primero en términos informales– inevitablemente organizó las repúblicas modernas (sobre todo en Inglaterra y Estados Unidos) en las que las teorías clásicas republicanas sobre el gobierno de las instituciones y el control del poder se actualizaron. No se conoce otro camino más seguro hacia la libertad y las sociedades abiertas.

No sabemos en qué terminarán las experiencias del capitalismo de Estado en China y en Vietnam, países en los que partidos únicos, centralizados y jerarquizados, privatizan las economías y desregulan los mercados con el objeto de incrementar el poder tecnológico de los regímenes comunistas y reducir la pobreza de la población. Representan grandes interrogantes, sobre todo por el futuro protagonismo de las nuevas clases medias. Es un experimento, es un planeamiento que los dueños del poder no pretenden abandonar.

Semejantes digresiones sobre la historia mundial valen para enfrentar la grave crisis institucional y política que ha desatado el Gobierno de Pedro Castillo, las izquierdas, los comunismos y los progresismos en el Perú. Hoy todos sabemos que el relevo de Castillo del poder es una urgencia, es una condición de salvación del proyecto republicano que, mal que bien, ha acumulado cinco elecciones sucesivas sin interrupciones. 

Sin embargo, el relevo de Castillo debe hacerse con las armas y las herramientas consagradas en la Constitución. De ninguna manera a través de “interpretaciones creativas del constitucionalismo progresista”, que posiblemente nos saquen de la tragedia Castillo, pero que podrían llevarnos a los infiernos de una mayor desorganización nacional y disolución social de la que no haya salida. Formulemos una pregunta política y constitucional: Si Castillo sale del poder con interpretaciones creativas con convencionalismos constitucionalistas. ¿acaso no estamos preparando un contragolpe del radicalismo extremista? Vale reflexionar.

Por otro lado, recordemos que ese constitucionalismo progresista creó la barbarie jurídica de “la denegación fáctica de la confianza” para justificar el cierre del Congreso y maquillar un golpe de Estado abierto. Una barbarie constitucional que debe ser estudiada permanentemente para evitar otra situación parecida. En cuanto al constitucionalismo republicano “el creativismo” siempre fue limitado.

Por todas estas consideraciones, los congresistas, la actual representación nacional, debe tomar conciencia de que si no aplican los preceptos establecidos de la Constitución para vacar al jefe de Estado por incapacidad moral o para establecer la suspensión temporal del Presidente por la misma causal, simplemente están destruyendo la Constitución. El motivo: el Gobierno utilizará la Carta Política para defender los despropósitos y la corrupción del régimen,

Por otro lado, es incuestionable que sin economía de mercado, sin un crecimiento económico que prosiga reduciendo la pobreza, tal como ha sucedido en las últimas tres décadas, será imposible seguir luchando por las libertades y la institucionalidad en el país. Es decir, los congresistas, igualmente, deben entender que el Gobierno ha logrado detener el crecimiento de la inversión privada con sus anuncios de la constituyente, las nacionalizaciones y la promulgación de decretos laborales que desalientan la inversión. 

En otras palabras, la inversión privada –que representa el 80% de los ingresos fiscales, genera el 80% del empleo y suma el 80% del total que se invierte anualmente en el país– se ha detenido en seco. No hay nuevas inversiones y el crecimiento de la economía, de la minería y las agroexportaciones, es el resultado de la inercia de inversiones previas al Gobierno de Castillo. Si el Congreso no deroga los decretos laborales anti inversión y no aprueba normas que promuevan la inversión privada, el intento de defender la Constitución y las libertades será una quimera porque el aumento de pobreza legitimará el discurso contra el modelo y a favor de la constituyente.

La oposición entonces tiene dos tareas ineludibles: iniciar una transición del desgobierno nacional de Castillo con las instituciones y procedimientos establecidos en la Constitución y defender sin reparos la inversión privada y el modelo económico.

  • 20 de octubre del 2022

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