La comisión de Constitución del Congreso de la R...
En los últimos días se ha rumoreado la posibilidad de que la izquierda comunista gane la presidencia de la mesa directiva del Congreso ante la imposibilidad de las bancadas de la centro derecha de formar una mayoría política. Si bien el rumor no revela el curso concreto de los acontecimientos, sí vale detenerse a analizar la eventualidad de que el comunismo gane el Legislativo, tal como sucedió cuando Pedro Castillo, Perú Libre y el Movimiento por la Amnistía de Derechos Fundamentales (Movadef) tomaron el control del poder Ejecutivo.
Antes cabe señalar que las bancadas de la centro derecha (Fuerza Popular, Alianza para el Progreso, Renovación Popular, Avanza País, más cuatro independientes) suman cerca de 57 votos. Se necesita, pues, entre 9 ó 10 votos para formar una mayoría viable. Sin embargo, parece inevitable que Acción Popular y las izquierdas comunistas y progresistas fragmentadas se dividan en dos listas. Y todo indica que en una segunda vuelta en la elección de la mesa directiva, el temor del regreso comunista juega a favor de la fórmula de la centro derecha.
Sin embargo, analizar las cosas de esa manera, con cierta frivolidad, como si se tratara de la elección de la directiva de un edificio multifamiliar, es ignorar el peligro que enfrenta la democracia y el sistema republicano. Luego del triunfo de Pedro Castillo, el golpe fallido de Castillo y las olas insurreccionales del verano pasado, que pretendían quebrar el Estado de derecho y convocar a una constituyente, el sistema republicano persiste y continúa porque la guerra entre el Ejecutivo y el Legislativo terminó o amainó. Las nuevas relaciones entre ambos poderes del Estado permiten la continuidad del sistema republicano.
Si bien es cierto que el radicalismo comunista ha sido derrotado en el verano pasado, y que nada indica que una supuesta tercera toma de Lima, convocará a las provincias del sur –hoy sumergidas en recesión económica–, la democracia peruana es un convaleciente que sigue necesitando un trato especial. De allí que, más allá de denuncias justificadas, sorprende y estremece la frivolidad de las campañas progresistas contra el Congreso, utilizando encuestas circunstanciales, ya sea para adelantar elecciones o ganar cuotas del poder en el Ejecutivo. Estremece, aterra y confirma que a estos sectores hace buen tiempo les dejó de interesar el futuro de la democracia. Prefieren el caos, la anarquía, antes que perder el poder, como cualquier proyecto totalitario.
¿Qué sucedería si gana el comunismo en el Congreso? En el acto se reiniciaría la guerra Ejecutivo versus Legislativo y la autoridad del Estado de derecho se quebraría, posibilitando la reorganización de la protesta radical. En este contexto, el progresismo –como lo hizo durante la elección de Castillo– jugaría a la simple cuota del poder sin advertir que la asamblea constituyente estaría a la vuelta de la esquina.
Por todas estas consideraciones, bancadas como la de Somos Perú y Podemos tienen una enorme responsabilidad en la elección de la mesa directiva del Legislativo, habida cuenta de que se convertirán en el fiel de la balanza. En otras palabras, la posibilidad de que la izquierda comunista dirija el Congreso puede pasar a ser de exclusiva responsabilidad de estas dos bancadas. Todos los sectores tienen derecho a la negociación política y exigir ubicaciones en las comisiones en el Congreso; sin embargo, cuando de por medio está el futuro de la democracia existen valores superiores que defender.
En este contexto, invocamos a todas las bancadas de la centro derecha, a Somos Perú y a Podemos, a seguir actuando con los criterios y coherencia que llevó a enfrentar el proyecto de la asamblea constituyente de Pedro Castillo y el eje bolivariano, a derrotar el golpe de Estado de Castillo y el comunismo, y a detener una de las violencias más destructivas en la región en el verano pasado.
Más allá de los errores acumulados, más allá de las encuestas y las campañas progresistas, el actual Congreso ya escribió uno de los mejores momentos de la historia republicana al salvarnos de la amenaza bolivariana. Sigamos en esa ruta.
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