Editorial Política

Que se intensifique el debate, por favor

La urgencia de explicar a los electores sobre el estatismo

Que se intensifique el debate, por favor
  • 10 de febrero del 2021

En medio de la tragedia nacional que causa el avance de la pandemia y el colapso general del sistema hospitalario del país, se vislumbra una luz al final del túnel: la posibilidad de que el debate electoral reorganice la agenda nacional alrededor de los verdaderos problemas que se deben afrontar para salvar al sistema republicano de la desinstitucionalización general.

Más allá de que el informe del reconocido periodista Ricardo Uceda –acerca de que algunos miembros del Jurado Nacional de Elecciones esperaron ocho días para cambiar el sentido de una resolución electoral y favorecer la candidatura al Congreso de Martín Vizcarra–, las elecciones generales del próximo abril siguen siendo el madero al cual debemos aferrarnos como una salida política al desmadre nacional. Al margen de las restricciones en la campaña que origina la pandemia, y más allá también de las absurdas reformas y leyes que impiden la publicidad privada en los medios de comunicación, es urgente que el debate entre las diversas propuestas se intensifique al máximo.

En los últimos días, jóvenes candidatos de la izquierda chavista y tradicional han animado el debate electoral repitiendo las argumentaciones, mitos y leyendas que han desarrollado ciertas oenegés para detener la inversión privada y derribar el capitalismo, particularmente en temas mineros y de agroexportación. Más allá del surrealismo de esas argumentaciones, es fundamental que la izquierda empiece a revelar sus verdaderas propuestas para que el escenario político recupere su naturaleza y supere la artificial guerra política, que desató otro sector de la izquierda para controlar las instituciones.

Por ejemplo, los jóvenes candidatos de la izquierda tradicional suelen señalar que el régimen laboral de la derogada Ley de Promoción Agraria es uno del siglo XIX. Lo dicen con tanta convicción que parecen recitar un evangelio profano. Sin embargo, solo bastaría revisar la legislación laboral de los Estados Unidos, de la mayoría de los países capitalistas del sudeste asiático o de otros países, como Nueva Zelanda, para entender que la cercanía a cifras de pleno empleo tiene que ver con la flexibilidad laboral que se establecía en la pasada Ley de Promoción Agraria.

A los jóvenes candidatos de la vieja izquierda les bastaría revisar algunas estadísticas para entender que hay una relación directa entre la flexibilidad laboral y la reducción del desempleo. Por ejemplo, en los informes de la Fundación Heritage –antes de la pandemia– se establecía que en Hong Kong, Singapur y Nueva Zelanda el desempleo bordeaba el 3% de la PEA, por los niveles de flexibilidad laboral. Igualmente, en los informes del Banco Mundial se señalaba que la mayor flexibilidad laboral está directamente vinculada con mayores ingresos per cápita. Tal como sucede con Alemania (con un ingreso per cápita de US$ 42,000) y Dinamarca (con un ingreso per cápita de US$ 53,000).

Si la izquierda tradicional no conoce estos datos, al menos debería tener la prudencia de dudar y alejarse un poco de la política entendida como propaganda y antipropaganda. ¿De dónde, pues, viene la frase de legislación laboral del siglo XIX para referirse al régimen laboral de la derogada Ley de Promoción Agraria? ¿Cómo se puede ignorar que, a estas alturas, más del 80% de la masa laboral está en informalidad?

Otro de los lugares comunes que repiten los jóvenes candidatos de la izquierda de la Guerra Fría tiene que ver con la contaminación de los ríos y la minería moderna. Aquí también se recitan los mitos y leyendas que han redactado ciertas oenegés. En el sur, donde se emplazan las minas que producen más del 50% del cobre nacional, se suele decir que los ríos están contaminados de metales pesados por la actividad minera. Una falsedad de principio a fin. Los ríos del sur tienen una contaminación natural por el fenómeno lahar, que proviene de la intensa actividad volcánica del área. El mito es construido para enfrentar a la población con la minería moderna y paralizar las inversiones, ignorando que las compañías mineras del Perú cumplen los estándares ambientales más estrictos y rígidos del planeta.

En cualquier caso, la agresividad ideológica de la izquierda tradicional en la presente campaña electoral es saludable porque posibilita que la gente conozca realmente la naturaleza chavista y estatista de estas propuestas. En otras palabras, se descorre el velo. De otro lado, obliga a las corrientes que defienden el sistema republicano y la economía de mercado a presentar la batalla ideológica, porque esta decisión se convierte en la única estrategia de éxito electoral.

  • 10 de febrero del 2021

NOTICIAS RELACIONADAS >

El Congreso yerra, pero salvó el Estado de derecho

Editorial Política

El Congreso yerra, pero salvó el Estado de derecho

  Se ha vuelto un lugar común denostar del actual Congres...

02 de mayo
¿Gobierno débil o Ejecutivo sin norte?

Editorial Política

¿Gobierno débil o Ejecutivo sin norte?

  El ministro de Economía, José Arista, defini&oac...

01 de mayo
Efectivamente, ¡el Perú puede ser una potencia mundial!

Editorial Política

Efectivamente, ¡el Perú puede ser una potencia mundial!

  En una entrevista desarrollada en este portal, el economista C...

23 de abril

COMENTARIOS