La masacre de 13 trabajadores de R&R, una pequeña empresa q...
Los gobernadores de Arequipa, Elmer Cáceres; de Moquegua, Zenón Cuevas; y de Tacna, Juan Tonconi, se han unido para solicitar al Ejecutivo que se declare al sur en “estado de reconstrucción”. Solicitan la asignación de recursos de la misma manera cómo se hace para la reconstrucción del norte.
Los gobernadores han calificado como desastre lo ocurrido por las lluvias y de los deslizamientos de barro y piedra. Asimismo, reconocen que la destrucción provocada “ha sobrepasado la capacidad de respuesta de los gobiernos locales”. Señalan que “no hay recursos para mitigar los daños ni atender a los damnificados”. Por su lado, y casi en la misma línea de los gobernadores regionales, el premier César Villanueva ha señalado que el Gobierno no está preparado para afrontar un fenómeno de El Niño como el ocurrido en 2017. ¿Qué está pasando en Perú que las políticas de prevención no existen?
Mientras las autoridades locales reclaman maquinarias y ayuda para distribuir agua embotellada, módulos habitacionales, alimentos y medicinas, Jorge Chávez —ex presidente del Banco Central de Reserva (BCR)— recomienda activar protocolos en caso de siniestros para ahorrar recursos del Estado. Propone que, para evitar el abandono de los afectados, el Estado debe disponer de proveedores de materiales relacionados con la asistencia de las emergencias. El objetivo: evitar la especulación que eleva los precios de los productos hasta cuatro veces por encima del mercado. Por ejemplo, se ha denunciado que, durante la emergencia por El Niño costero 2017, el Estado compró cada módulo de vivienda por S/ 10,000 cuando el precio en el mercado era de S/ 2,500. ¡Un escándalo vinculado a la corrupción y que puede salpicar al Ejecutivo!
No es descabellado afirmar que hay empresas que, con la complicidad de autoridades, incrementan sus ganancias sobre la desgracia de los damnificados. Cualquiera puede concluir, entonces, que la prevención en estos casos también es parte de la lucha contra la corrupción.
Al respecto, distintos investigaciones en el mundo se ocupan de las repercusiones de los desastres naturales en la economía de los países. Por ejemplo, en 2015 Chile fue el país que más desastres naturales soportó. En ese año, Chile destinó US$ 3,100 millones, que fueron utilizados para reducir los daños provocados por la erupción del volcán Villarrica, aluviones, terremoto y otras emergencias relacionadas con los volcanes. Los estudios realizados en ese país por el director del Centro Nacional de Investigación para la Gestión de Riesgo de Desastres (Cigiden), Rodrigo Cienfuegos, indican que los gastos en prevención de desastres deben ser más importantes que los gastos de reconstrucción y rehabilitación. Señala que reconstruir cuesta siete veces más que prevenir. Asimismo indica que, el gasto de la prevención debe estar focalizado en los lugares potencialmente riesgosos.
Y los lugares potencialmente peligrosos en Perú están en las riberas de ríos y quebradas secos, que han sido ocupadas por los pobladores sin ninguna advertencia de las autoridades correspondiente. Al respecto el Instituto de Tecnología Karlsruhe de Alemania, ha señalado que, en el mundo, los mayores desastres naturales en el mundo vinculados a inundaciones y están en el Perú.
Cienfuegos también señala que se debe invertir en educación de la población, en la vigilancia de las condiciones climáticas e información. Por ejemplo, mediante un comunicado, el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú, estuvo advirtiendo sobre la intensidad de las lluvias que asolan gran parte del país. ¿Qué hizo el Ejecutivo al respecto? ¿Al menos informó anticipadamente lo que podría ocurrir o se quedaron de brazos cruzados porque, como dice resignado Villanueva, “no estamos preparados”?
¡Tremenda irresponsabilidad si los deslizamientos e inundaciones son parte de la historia del Perú!
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