Editorial Política

Presidente, priorice la pandemia y la reactivación, por favor

A fines de enero llega 1 millón de vacunas contra el Covid

Presidente, priorice la pandemia y la reactivación, por favor
  • 06 de enero del 2021

Al margen del feliz anuncio del presidente Sagasti acerca de que, a fines de enero, llegará 1 millón de dosis de vacunas contra el Covid, el jefe de Estado debe reaccionar y honrar su larga e impecable trayectoria académica y personal, que determinó que la mayoría de bancadas lo eligiera como jefe de Estado interino, y dejar a un lado las estrategias ideológicas y de control político del Frente Amplio y el Partido Morado. Una reacción presidencial de ese tipo significa focalizar todas las energías del Ejecutivo y del Estado en el control de la pandemia y la reactivación de la economía del Perú. 

En este contexto, vale precisar que el millón de dosis de vacunas anunciado solo permitirá inmunizar a personal de primera línea (médicos, enfermeras y policías) a fines de este mes. Si no hay un giro del Ejecutivo y del Estado en la contención de la pandemia, ¿cuántos muertos más se sumarán a nuestras tristes estadísticas?

Desde que la nueva administración Sagasti asumiera la conducción del Estado, el proceso político peruano solo ha reincidido en los errores de la pasada administración Vizcarra: desentenderse de los verdaderos problemas de gobernabilidad y considerar que la política solo se reduce a una estrategia de información o desinformación. En medio de esta situación, las corrientes comunistas y de izquierda, simplemente, han impuesto una agenda ajena a los problemas reales del país: demonización y descabezamiento ilegal del mando de la policía nacional del Perú (PNP), una ley agraria que cortará en seco la continuidad del boom agroexportador, una norma que establece topes a las tasas de interés y anulará el crédito para los más pobres y un decreto supremo que, en la práctica, termina con el secreto bancario y la reserva tributaria, consagrados en la Carta Política.

Es decir, se han aprobado normas para seguir ahorcando al sector privado, tal como sucedía cuando, durante el pasado Gabinete Zevallos, se gobernaba mediante decretos de urgencia. En otras palabras, se aprobaban normas anti inversión, pese a que el PBI se iba a contraer por encima del 10% del PBI y el déficit iba a llegar cerca al 10% del PBI, en medio de una caída general de la recaudación tributaria. Todas estas normas eran verdaderos misiles en contra del proceso de reactivación de la economía nacional.

En ese contexto, al margen de la buena noticia del contrato con Sinopharm mediante el cual el Estado adquirirá este año 38 millones de vacunas contra el Covid, no se exagera cuando se se afirma que la administración Sagasti ha descuidado el fenómeno que azota al Perú y el mundo: la pandemia. En el Ejecutivo, por ejemplo, no se renovaron los contratos especiales –que vencían el pasado 31 de diciembre–de médicos y enfermeras que habían sido convocados para reforzar la primera línea de atención del Covid, y ni siquiera se pagaron las bonificaciones respectivas. Hasta hubo protestas. Estos hechos sucedían cuando las camas UCI comenzaban a repletarse, hasta que sonó la alarma: el Perú estaba en rebrote o en una eventual segunda ola. Las cifras seguían siendo escalofriantes: alrededor de 300 muertos semanales, 10,000 contagios por semana y 40,000 por mes.

De otro lado se seguían acumulando los errores de la pasada administración Vizcarra: falta de pruebas moleculares y ausencia de estrategias de aislamiento mediante geolocalizaciones, mientras que el Perú se convertía en una de las últimas sociedades de ingreso medio en conseguir la vacuna.

Si persiste la falta de una estrategia para contener el Covid, uno de los efectos sería que se podría afectar de gravedad el proceso de reactivación de la economía nacional justo cuando la pobreza se incrementa. No obstante los despropósitos que se acumulan en el Ejecutivo y el Congreso en contra de la inversión privada, todas las proyecciones económicas comienzan a registrar un rebote de la economía nacional debido a que las corrientes colectivistas todavía no avanzan en sobrerregular otros sectores de la economía. Se proyecta un rebote económico por encima del 7% del PBI que, si bien no significará recuperar toda la riqueza perdida por el desmanejo de la economía, es incuestionable que colocará al Perú y a las corrientes a favor de la inversión privada en mejores condiciones.

Por todas estas consideraciones, en este portal de ninguna manera queremos el fracaso de la administración Sagasti, porque significaría más sufrimiento por el Covid y más pobreza por la recesión para nuestro pueblo, sobre todo para los más pobres y desvalidos. Los políticos de buena voluntad, los verdaderos republicanos, deben postergar sus intereses ideológicos, por las urgencias del país. Reaccione, Presidente, por favor.

  • 06 de enero del 2021

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