Editorial Política

Para detener la pandemia, ¡cambio de gobierno!

Elecciones para superar administraciones Vizcarra y Sagasti

Para detener la pandemia, ¡cambio de gobierno!
  • 28 de marzo del 2021

Ante la evidente tendencia de que dos propuestas de la centro derecha pasen a la segunda vuelta, el establishment político empieza a ensayar una serie de movimientos que asemejan a los de los magos que sacan conejos de los sombreros. En las encuestas se pretende levantar a Yonhy Lescano y Verónika Mendoza, los dos candidatos antisistema que proponen una asamblea constituyente. El objetivo: generar la incertidumbre y la desesperación de los electores, habida cuenta de que el 70% de los ciudadanos rechaza este tipo de fórmulas.

Sin embargo, estas estrategias lo único que pueden generar es la consolidación de las reales tendencias electorales de la centro derecha. En la vida real de la gente no se percibe nada parecido a estos relatos virtuales de las elecciones. No obstante, en medio de la desesperación algunos sectores, conscientes de sus imposibilidades electorales, parecen atisbar la posibilidad de posponer las elecciones bajo el argumento de que la pandemia está llegando a su peor momento.

El ministro de Salud, Óscar Ugarte, acaba de señalar que el 40% de los positivos registrados por el Covid pertenece a la cepa brasileña, considerada 50% más contagiosa. Se debería preguntar al titular de Salud en base a qué estudio genómico se llega a semejante conclusión. ¿Por qué no se informó de investigaciones parecidas sobre la cepa británica? De otro lado, de pronto aparecen una multitud de epidemiólogos rebotando la información aterradora de la cepa brasileña. Asimismo, se actualiza un video del año pasado, de un ex miembro del Colegio Médico, en el que se propone la postergación de las elecciones. Y hasta un diario propone abiertamente modificar el calendario electoral por la pandemia.

Si se confirmara que hay una estrategia de este tipo, entonces, el objetivo es generar alarma extrema para enrarecer las elecciones, ya sea incrementando el nivel de ausentismo (el JNE acaba de exonerar las multas a los mayores de 65 años y a la población vulnerable que no vote) u otro tipo de desenlaces que, finalmente, pueden afectar a la voluntad del elector.

Frente a este tipo de razonamientos solo nos resta señalar que si en nuestro país el sistema hospitalario ha colapsado de manera tan deplorable, si no hay oxígeno para los pacientes graves del Covid, si faltan camas UCI, si continúa el descontrol de las infecciones y si no se ha asegurado la compra de vacunas para inmunizar a la sociedad en el 2021, solo es de exclusiva responsabilidad de las administraciones de Vizcarra y Sagasti. En este tipo de conclusiones no hay pasiones, sino reflexiones serenas.

Es evidente que la pandemia ha golpeado a todos los países del planeta, pero a ninguno de ellos con la dureza y vesania con que lo hace en el Perú. En nuestro país la burocracia colectivista de las administraciones de Vizcarra y Sagasti no solo es negligente, sino también sorprendentemente frívola con el sufrimiento de la gente. Allí está la exquisitez ideológica del presidente Francisco Sagasti, de sacar el trapo viejo ideológico acerca de los pobres contra ricos, cuando la sociedad y los empresarios propusieron formar una alianza público privada para la compra de vacunas. Han pasado varias semanas y el monopolio estatal para la compra de vacunas se ha mantenido, ante la indiferencia del Congreso y diversos sectores.

En este contexto, las familias peruanas son desgarradas por la muerte de padres, hijos y esposas. Y son desgarradas por la peor de las muertes: la muerte sin esperanza, la muerte en que no es posible conseguir un balón de oxígeno y solo queda esperar el designio de la Providencia. Una muerte digna es aquella en que las familias hacen todo lo posible para salvar a su enfermo, sobre todo mediante la provisión de oxígeno.

Por todas estas consideraciones, la única manera de detener la pandemia y el incremento de la letalidad pasa porque todo el pueblo peruano salga a votar masivamente este 11 de abril. Los pueblos grandes están llenos de gestos heroicos, y vale la pena asumir el riesgo del voto porque es la única manera de superar la tragedia sanitaria, institucional, política y económica en que nos dejan las administraciones de Vizcarra y Sagasti. Seguiremos luchando por ser una nación grande si viejos, ciudadanos de mediana edad, y jóvenes salen a votar por la patria y sus familias. No tenemos alternativa.

  • 28 de marzo del 2021

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