Editorial Política

Mirando hacia el 2021: instituciones y economía

La importancia del próximo resultado electoral

Mirando hacia el 2021: instituciones y economía
  • 29 de septiembre del 2020

Las elecciones del 2021 se han convertido en el hito que definirá no solo si continúa la actual institucionalidad democrática –que ha acumulado cuatro elecciones sucesivas sin interrupciones–, sino también si el modelo de economía de mercado, basado en la inversión privada y la libertad económica, persiste para la creación de círculos virtuosos. 

De alguna manera, en medio del pesimismo general que se extiende en el espacio público por los fracasos del Ejecutivo (con la pandemia y la economía), la guerra política sin cuartel y los despropósitos del Congreso y del Tribunal Constitucional, las próximas elecciones serán un espacio para el optimismo, un salto para salir de este presente de autodestrucción.

Garantizar elecciones transparentes e incuestionables debería, entonces, ser uno de los primeros objetivos. En ese sentido, se debe asegurar la más absoluta neutralidad de los recursos e instituciones del Estado. Planteadas las cosas de esta manera, uno de los grandes temas de la campaña debería ser cómo se reforman “las reformas de la Constitución del referendo pasado”, que han deformado el espíritu de la Carta Política al rechazar el sistema bicameral y prohibir la reelección de los congresistas,y las campañas privadas de los candidatos en radio y televisión.

En cualquier caso, el Perú espera de los candidatos una hoja de ruta sobre cómo abordar los graves estropicios causados a nuestra Carta Política luego del referendo y del impulso de la llamada “reforma política”. El constitucionalista Domingo García Belaunde ha propuesto que, luego de las próximas elecciones nacionales, se forme una comisión de personalidades que, durante un año, trabaje una fórmula de reforma integral de nuestra Constitución “en frío”. Es decir, con debates, foros y amplias discusiones, tal como se suele hacer en las repúblicas con relativa salud. Y al margen de la estrategia “del asalto constitucional” de una mayoría circunstancial.

De otro lado, a medida que se desarrolle la campaña electoral se irán perfilando los eventuales candidatos que disputarán una hipotética segunda vuelta y, de una u otra manera, el futuro de la economía y la reactivación económica del país se anudarán a ese desenlace. En los últimos 30 años el Perú nunca estuvo tan vulnerable ante el zarpazo populista y colectivista que ha creado la tragedia humanitaria en Venezuela. 

Hoy a la crisis republicana, institucional y política se suma una megarrecesión que destruirá alrededor del 15% del PBI, que ha destruido cerca de siete millones de empleos y que arrojará al 30% de la población debajo de la línea de la pobreza. De otro lado, la megarrecesión y los yerros del Ejecutivo nos dejarán cerca de un 10% del PBI de déficit, una deuda pública que sobrepasará el 35% del PBI y una recaudación fiscal en caída libre. Si bien la caótica reapertura de la economía nos impulsa hacia un rebote, es incuestionable que sin más inversión privada todo es ilusión.

De allí la enorme trascendencia de las elecciones del 2021. El triunfo de una alternativa promercado se convierte en la única posibilidad de evitar la salida colectivista a la crisis, porque ahora no es posible sobrevivir solo con el rebote. ¿Por qué? Porque el rebote ya no será suficiente para recuperar con rapidez los logros económicos y sociales que se llevó la pandemia. Y la lentificación del crecimiento desatará la ofensiva izquierdista y colectivista que señala que todo es culpa de “la economía neoliberal”.

En este escenario, el Perú, así como necesita curar las heridas y los maltratos causados a su Carta Política, igualmente requiere con urgencia una oleada de reformas que profundice la desregulación de mercados, que acabe con la sobrerregulación estatal –que ahorca a los ciudadanos y al sector privado– y que relance el crecimiento y el proceso de reducción de pobreza en el contexto mundial pospandemia.

Si bien el pesimismo es denso, hay enorme espacio para el optimismo. De alguna manera el Perú está salvando sus sistema institucional y económico de una feroz oleada populista. Pero las elecciones del 2021, definitivamente, zanjarán si nuestro país ratifica la decisión de preservar las libertades políticas y económicas de las últimas décadas.

  • 29 de septiembre del 2020

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