Editorial Política

Luego del golpe a la meritocracia docente, ¿un Congreso a punto de estrellarse?

El mismo Legislativo que frenó la constituyente y el golpe de Castillo

Luego del golpe a la meritocracia docente, ¿un Congreso a punto de estrellarse?
  • 08 de septiembre del 2023


Luego de haberse aprobado la ley que posibilita la reincorporación de 14,000 docentes que abandonaron la Carrera Pública Magisterial, ya sea por haber sido reprobados o no haber participado en el concurso del 2014, y después de que el presidente de la Comisión de Educación del Legislativo, José Balcázar, se pronunciara a favor de la insistencia de la ley que posibilita el nombramiento automático de profesores contratados por tres años, es legítimo preguntarse: ¿Se trata del mismo Congreso que detuvo la constituyente del eje bolivariano y el golpe de Castillo? Pretender acabar con la meritocracia docente es rendirse ante las estrategias maoístas en el sindicalismo magisterial.

Más allá de los escándalos de los niños y los mochasueldos, no compartimos las feroces campañas del progresismo que pretenden demonizar al Congreso con el objeto de adelantar elecciones. Creemos que el actual Legislativo acumula muchos errores imperdonables; sin embargo, sin este Congreso, a nuestro entender, se habría instalado la constituyente o habría triunfado el golpe de Castillo. Cuando los proyectos del eje bolivariano triunfan en la región, generalmente, lo hacen con la legitimidad del apoyo de los legislativos.

¿Por qué entonces la mayoría democrática del Congreso baja la cabeza ante la estrategia marxista de liquidar la meritocracia en la docencia con el objeto de nombrar profesores que adoctrinen revolucionariamente en la escuela pública? ¿Por qué la mayoría democrática del Legislativo no se atreve a derogar los decretos laborales de Castillo, que prohíben la tercerización laboral, que fomentan la sindicalización artificial en fábricas, sectores y grupos económicos, y que establecen el libertinaje en el derecho a la huelga? ¿Por qué se acepta alegremente la destrucción del sistema privado de pensiones a sabiendas de que representa la estatización del sistema previsional? Y, finalmente, ¿por qué no hay el menor indicio de promoción de reformas institucionales y legales que relancen el crecimiento y el proceso de reducción de pobreza? Vale anotar que el Perú ha vuelto a ser una sociedad que aumenta pobreza.

La devastadora fragmentación de las bancadas parlamentarias ha motivado alianzas desde sectores de la derecha con grupos de izquierda con objeto de dividir el bloque comunista y progresista y evitar que controlen la mesa directiva del Legislativo. En ese camino algunos sectores de izquierda –como el bloque magisterial– proponen una agenda particular (por ejemplo, terminar con la meritocracia docente) y las derechas terminan allanándose a estas demandas, tal como acaba de suceder. Sin embargo, aceptar esa lógica no solo significa destruir las posibilidades de las bancadas de la centro-derecha, sino que también pone en riesgo la estabilidad institucional hacia las elecciones del 2026.

Si el Congreso, la entidad que concentra hoy el poder político del país, se pone de espaldas a las demandas nacionales y acepta las agendas sectoriales del radicalismo (el sindicalismo magisterial y laboral en general), todas las campañas progresistas que demonizan al Legislativo se consolidarán y la precariedad institucional se agravará. ¿Cómo se podría avanzar hasta el 2026 con un Congreso que legisla en contra del país y un Ejecutivo que se allana ante una nefasta realidad parlamentaria?

Las bancadas de la centro derecha deberían entender que si las campañas progresistas para adelantar las elecciones no prosperaron es porque el Congreso, de una u otra manera, se ganó un lugar deteniendo la constituyente y el golpe de Castillo. Sin embargo, detrás de la asamblea constituyente siempre estuvo la propuesta sindical de acabar con la meritocracia docente, de convertir las normas laborales en instrumentos de guerra de clases para acabar con la inversión privada y las empresas actuales. Detrás del golpe de Castillo también siempre estuvo el objetivo de destruir el crecimiento, de aumentar la pobreza y de evitar cualquier reforma que relance el crecimiento y el proceso de reducción de pobreza.

Y lo más absurdo en política podría resultar que luego de derrotar la constituyente y el golpe de Castillo, el Congreso termine avalando el plan educativo, sindical y anticapitalista que identifica al programa del eje bolivariano. Es algo absolutamente inaceptable.

Por estas razones, las bancadas de la centro derecha deben reaccionar con extrema rapidez y recuperar sus identidades a favor de la institucionalidad.

  • 08 de septiembre del 2023

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