Editorial Política

¿Las oenegés reemplazarán a las instituciones republicanas?

La nueva estrategia de los sectores marxistas anti inversión

¿Las oenegés reemplazarán a las instituciones republicanas?
  • 21 de julio del 2020

Luego de la caída del Muro de Berlín la izquierda marxista empezó un largo proceso de reflexión, buscando reinventarse en las nuevas condiciones de la globalización capitalista en curso. Entendió con extrema rapidez que, con los viejos programas y estrategias comunistas, nunca iba a ganar elección alguna. En el Perú sucedió lo mismo y la izquierda se lanzó a desarrollar programas sectoriales en temas ambientales, derechos humanos, cuestiones de género, defensa del consumidor y otros asuntos. Al lado de esta estrategia ya no estaba el viejo partido de cuadros o el frente popular como actores políticos, sino la ONG que suele ser financiada por algunos capitalistas de Occidente que no quieren competencia del capitalismo de los países emergentes.

La nueva estrategia de la izquierda acepta el sistema republicano de la boca para afuera, pero busca socavarlo, ladrillo por ladrillo, hasta producir una implosión de las bases institucionales, políticas, económicas y sociales de la República. Como la izquierda no puede ganar elecciones, tampoco puede desarrollar esta estrategia desde las instituciones republicanas que nacen del sufragio popular. En base a la guerra ideológica moldea el sentido común de la sociedad y promueve leyes que van construyendo un poder ajeno a las instituciones republicanas, un poder que está constituido por los nuevos soviets del siglo XXI: las llamadas oenegés.

No es extraño entonces que la izquierda hoy pretenda, contra viento y marea, aprobar el Acuerdo de Escazú que establece una legalidad dual –legislación nacional y extranjera– sobre la Amazonía (que suma el 53% del territorio nacional), y que entrega la jurisdicción sobre temas ambientales a organismos supranacionales. Los actores y protagonistas de este proceso, obviamente, serían las oenegés que se multiplicarían como hongos bajo la lluvia. De esta manera, las instituciones republicanas que nacen del sufragio –es decir, los gobiernos nacional, regional y local– simplemente se quedarían pintados en la pared ante el nuevo poder que emergería del mencionado acuerdo.

Pero no vaya a creerse que solo se trata del Acuerdo de Escazú, que lleva el globalismo del Pacto de San José de Costa Rica a niveles impensados al prohibir a los estados suscribir el convenio amazónico con reservas. El Congreso de la República y el Ejecutivo están colonizados de proyectos, leyes y decretos que encumbran a las oenegés como un poder paralelo al sistema republicano. 

Por ejemplo, el Frente Amplio acaba de presentar un proyecto de “Ley para la vigilancia y monitoreo ambiental ciudadano e indígena en el sistema nacional de gestión ambiental”. La propuesta es relativamente sencilla: la llamada sociedad civil, “el sagrado derecho de participación ciudadana” –obviamente a través de las oenegés– establecería un sistema ambiental que está por encima de los gobiernos regionales y locales elegidos por el sufragio; y por supuesto, también sobre el Ejecutivo. De esta manera el sueño comunista de construir una república de soviets comenzaría a convertirse en realidad en pleno siglo XXI, pero a través de las llamadas oenegés.

Si hay dudas acerca de esta estrategia, si se piensa que estas reflexiones solo son las tercianas de desubicados derechistas, hay otro ejemplo que revela la situación. El ex ministro de Salud, Víctor Zamora, no obstante su responsabilidad en la tragedia que ha desatado la explosión de infecciones del Covid, se daba tiempo para convocar una reunión con los integrantes de la Plataforma Nacional de Afectados por Metales Tóxicos y la Mesa de Salud Ambiental y Humana. Los rótulos de estas reuniones suenan bonito, tienen un tufillo a justicia social, sobre todo si se culpa a las empresas mineras modernas del cadmio y mercurio que suelen tener los ríos del sur. 

Sin embargo, todo es una farsa, todo tiene que ver con la clásica estrategia comunista de informar y desinformar. ¿Por qué? Los ríos del sur están contaminados naturalmente con metales pesados por los volcanes andinos; es decir, con el llamado fenómeno lahar. No obstante, la frivolidad e indolencia de estos enemigos de la patria los lleva a desarrollar estas leyendas con objeto de detener la actividad de las minas que producen el 50% del cobre del Perú. Es decir, con la producción que le agrega cerca de un punto al PBI. El sector Salud, pues, le dio carta de ciudadanía a una estrategia basada en una mentira con el objeto de detener la minería en el sur. Y, obviamente, los encargados de los afectados por “metales tóxicos” siempre serán las oenegés de izquierda.

De una u otra manera, pues, estamos ante una estrategia marxista que no es republicana, a la que no le interesa el origen soberano de las instituciones y menos le interesa el crecimiento y la reducción de la pobreza. Únicamente les interesa el poder, que ya no es para los soviets, sino para las oenegés.

  • 21 de julio del 2020

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