La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Las tres armas que conforman nuestras Fuerzas Armadas y la Policía Nacional del Perú (PNP) –a través de la Dirección en contra del Terrorismo– acaban de desarrollar la mayor ofensiva militar en contra del Sendero Luminoso (militarizado) que opera en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM). En el operativo militar participaron más de 250 comandos de las tres armas y oficiales de inteligencia de la PNP, respaldados por alrededor de 15 helicópteros artillados que dispararon y bombardearon las bases terroristas.
En los primeros partes de guerra se registraron la baja de dos comandos: el suboficial Edin Vásquez Huamán del Ejército y el oficial Marden Valqui Rodríguez de La Marina. Por otro lado, se conoció que el líder terrorista José Quispe Palomino habría sido herido de gravedad y los senderistas abandonaron material de comunicaciones y laptops ante la contundencia y eficacia del operativo.
No obstante que estamos ante el mayor operativo militar de las últimas tres décadas en el VRAEM, y no obstante también de los letales golpes propinados al terrorismo senderista, es difícil predecir el futuro del Sendero militarizado porque, finalmente, la base económica y social de este brazo armado del narcoterrismo es la economía delictiva de la coca. Al respecto vale recordar que en el VRAEM se siembra alrededor del 70% de los cultivos de hoja de coca en el Perú, que sostienen el negocio delictivo del narcotráfico.
Ahora bien, ¿cuáles son las consecuencias políticas del mayor operativo militar de las fuerzas armadas en el VRAEM? En primer lugar, queda en absoluta evidencia que las FF.AA. y la PNP siguen cumpliendo fielmente los mandatos constitucionales y respetando su deber para con el sistema republicano. Cualquier idea acerca de un control político de las instituciones castrenses de parte del Ejecutivo en sus intenciones de instalar una asamblea constituyente, entonces, debería ser desterrada.
Por otro lado, la imagen que se queda grabada en la retina de la mayoría de peruanos es que las Fuerzas Armadas y la PNP defenderán la constitucionalidad y el sistema republicano cueste lo que cueste.
Asimismo, el operativo militar en el VRAEM se produce en el momento en que Pedro Castillo y el Gobierno desarrollan una supuesta convocatoria de bases populares que son llamadas a tomar las calles y a “defender el Gobierno del pueblo”, con el objeto de enfrentar políticamente las seis investigaciones que el Ministerio Público está haciendo en contra del jefe de Estado, su entorno familiar y su círculo político más cercano. La imagen de nuestras Fuerzas Armadas y la PNP peleando por el suelo patrio contra el terrorismo –a pesar de la indiferencia de algunos– puede ser el mayor disuasivo a cualquier estrategia aventurera en un Gobierno que se cae a pedazos.
Sin embargo, el otro gran mensaje que se graba en las retinas de los peruanos es que las Fuerzas Armadas, la PNP y los heroicos fiscales, están asumiendo su responsabilidad con la Constitución y la patria. Y si las cosas no marchan por la ruta correcta se explica, simplemente, porque los civiles no asumen su responsabilidad con la Constitución y el país.
En efecto, hoy la única razón para la continuidad de un Gobierno que desata un proceso de desgobierno y destrucción nacional sin precedentes, es la renuncia –al menos por ahora– en el Congreso a formar una mayoría que produzca la vacancia del jefe de Estado o la inhabilitación de los miembros del Ejecutivo. Semejante incapacidad legislativa explica que el Perú siga empantanado en un proceso de destrucción nacional.
Si bien la imposibilidad de formar una mayoría para iniciar una transición política del desgobierno nacional de Pedro Castillo se explica porque la adición de votos comunistas –a pesar de los fuegos de artificio de formar varias bancadas– y de los llamados “niños” suma más de 50 votos, es incuestionable que la oposición democrática está fallando en la conducción y la estrategia políticas.
Las conclusiones son claras: los militares cumplen su responsabilidad con la Constitución. Faltan los civiles.
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