Editorial Política

Informalidad, pandemia y recesión

Urgen reformas estructurales que relancen la economía

Informalidad, pandemia y recesión
  • 28 de mayo del 2020

Aparte de los problemas acumulados en el sistema de salud y la imprevisión del Ejecutivo –especialmente en la compra de pruebas moleculares, respiradores y equipos de protección–, una de las causas del avance de la pandemia ha sido la incomprensión de las autoridades, los políticos y las élites, del fenómeno de la informalidad en el país. 

El Ejecutivo estableció una cuarentena que luego se prolongará en un confinamiento de tres meses y medio sin siquiera haberse planteado que el 60% de la economía y la sociedad se entrecruza con la informalidad, y que el 72% de los trabajadores también participa de esta extralegalidad. Si la mayoría de los informales compra y vende para sobrevivir cada día, era evidente que la desobediencia civil frente al apagón de la economía se iba a extender. Así sucedió. El Perú informal, en la práctica, esta semana decidió terminar con el confinamiento prolongado.

Si existe buena voluntad, el Ejecutivo entonces debe corregir en el acto todas sus estrategias para enfrentar la pandemia y la recesión. En primer lugar, es hora de desarrollar la estrategia comunitaria, que consiste en que los sectores de atención primaria del sistema de salud (postas médicas y centros menores) busquen aislar el virus en la comunidad, en alianza con las dirigencias populares. De esta manera, los informales de la calle pueden convertirse en aliados de la estrategia sanitaria porque, a cambio de vender y comprar para evitar la muerte por hambre, deben organizarse en base a la distancia social, usar tapabocas y establecer sistemas de lavados de manos. Es más, el Ejecutivo debería aprobar una guía o plan sanitario que se aplique en los sectores formales e informales de la sociedad, en vez de los protocolos sobrerregulados, irreales e irresponsables, que pretenden aplicar los burócratas del sector salud.

Sin embargo, no existirá estrategia sanitaria si el plan de reactivación económica excluye a los millones de pymes, a los pequeños talleres textiles, a los mineros artesanales y a los vendedores informales, que se desplazan de aquí para allá. ¿Cómo hacer para avanzar en ese sentido? Por ejemplo, el Estado debería lanzar un plan de declaración universal de ingresos, al margen de si los montos están afectos a tributación. El país necesita saber en dónde están los pobres (que aumentarán a nueve millones) para focalizar la ayuda social. No importa si alguien declara S/ 250 mensuales de ingreso. Lo importante es que si lo declara podría participar de los bonos de solidaridad del Estado. Algo parecido debería suceder en el caso de las pymes.

No obstante, la clave para arrinconar la informalidad y evitar que la recesión se profundice son las reformas estructurales que posibiliten construir una sola sociedad, una sola economía, y abandonar los niveles extremos de informalidad. Una de esas reformas es la laboral. En un momento en que miles de empresas quiebran, establecer la flexibilidad laboral como criterio de los contratos de trabajo es la única manera de preservar la fuente de todos los empleos: la empresa. Si las empresas desaparecen, el único empleador será el Estado. Y ya sabemos hacia dónde conduce el engrosamiento de la planilla estatal. Hoy lo padece Venezuela, pero aquí ya lo sufrimos con el velasquismo. Pobreza y más pobreza.

Pero no solo es el tema laboral. El país necesita un sistema tributario menos costoso y más simplificado para las empresas y los ciudadanos. Si existe voluntad de reformar, todos los caminos conducen a sistemas tributarios amigables para las pymes, las empresas en general y las personas, que incrementarían la base tributaria y aumentarían exponencialmente los recursos del Estado.

De otro lado la digitalización de los procesos a marcha forzada por la pandemia ha dejado en claro que se pueden simplificar y abreviar los procedimientos de manera radical. También ha dejado en claro que sobran burócratas y oficinas.

En cualquier caso, ignorar que el Perú necesita formalizarse, en medio de la crisis, es ignorar el único camino que puede permitir que el Perú triunfe sobre las terribles tenazas de la pandemia y la recesión.

  • 28 de mayo del 2020

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