La comisión de Constitución del Congreso de la R...
La oposición democrática debe reinventarse y combinar la demanda de la vacancia presidencial por incapacidad moral –.como inicio de la transición política– con la decisión de representar las demandas de la ciudadanía por empleo, por la recuperación de los niveles de ingresos de antes de la pandemia, por seguir reduciendo la pobreza y por enfrentar la ola criminal que se desborda en las ciudades. En otras palabras, la población necesita conectarse con la población que exige una alternativa ante el desgobierno general que ha desatado la administración de Pedro Castillo, Perú Libre y el Movadef.
La oposición necesita explicarle a la gente que, con el superciclo de precios de minerales –sobre todo los del cobre– durante el primer semestre de este año, el Perú podría crecer estar creciendo sobre el 6% si no se hubiese dinamitado el crecimiento de la inversión privada. La oposición necesita decirle a la gente que si en el Gobierno no se hubiese anunciado la asamblea constituyente, las nacionalizaciones, y no se hubiesen promulgado los decretos laborales del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) –que prohíben la tercerización y fomentan la sindicalización– todos los capitales que huyen de Colombia y Chile por la instalación de gobiernos colectivista anti inversión se habrían venido para el Perú. Y hoy el país estaría en el mejor momento de su historia en cuanto a inversiones, generación de empleo y reducción de pobreza.
El responsable de la falta de empleo, del frenazo en la reducción de pobreza y de que no haya ingresos suficientes para absorber la inflación internacional solo es Pedro Castillo y nadie más. Sin embargo, lo que aterra, lo que estremece, es que la oposición no hace nada para explicarle semejante verdad a la gente. Mientras tanto el Gobierno, lentamente, paso a paso, comienza a lentificar la economía, y la falta de empleo y de ingresos la atribuye “al modelo neoliberal y la conspiración de oligopolios para chuparle la sangre a los pobres”. En ese camino, el Ejecutivo ratifica su propuesta de que el único camino para enfrentar la crisis es la asamblea constituyente y el cambio de modelo.
Ahora que la vacancia no parece posible en el corto plazo, sobre todo por la falta de votos en el Congreso, la ralentización del crecimiento –que produce menos empleo– parece que será la principal coartada en el mediano y largo plazo para el Gobierno, Perú Libre y el Movadef, para que sigan agitando en contra del modelo económico y promover la constituyente. Es decir, el Ejecutivo es el responsable del desastre, pero los culpables serán otros porque la oposición democrática no se atreve a defender el modelo económico.
El Gobierno con sus anuncios de la constituyente, las nacionalizaciones y los decretos laborales del MTPE ha dinamitado las posibilidades de crecimiento de la inversión privada: en el 2022 crecerá cero y el 2023 caerá, según todas las proyecciones especializadas. Y el crecimiento de la inversión privada lo es todo para el modelo: representa más del 80% del empleo, el 80% de los ingresos fiscales y el 80% de todo lo que se invierte en el país. Todos los especialistas señalan que para seguir reduciendo el más de 25% de la población en pobreza, el país necesita crecer más de 3.5% con el objeto de absorber la demanda de empleo de más de 300,000 jóvenes que se incorporan a la economía anualmente.
Si la oposición no defiende el modelo económico, entonces, en el mediano y largo plazo el Gobierno ha comenzado a correr sin competencia, sin oposición. Por todas estas consideraciones, la oposición democrática debería proceder a derogar los decretos laborales que buscan ahogar la productividad de las empresas, creando derechos y distribución de bienestar como si la riqueza se pudiera crear por decretos. Una coartada más para liquidar el sector privado y preparar el camino de las estatizaciones.
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