La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Luego del fallido golpe de Estado, en el Perú se desarrolló una típica estrategia insurreccional con el único objetivo de instalar una asamblea constituyente. Es decir, con el único objetivo de organizar un poder alternativo al sistema republicano y al Estado de derecho consagrado en la Constitución. En función de ese plan, se solicita la renuncia de la presidente Dina Boluarte, el cierre del Congreso y el adelanto general de elecciones.
Alrededor de 10,000 personas movilizadas a nivel nacional en pequeñas vanguardias, muy organizadas y altamente violentas –sobre todo en la región sur–, se propusieron el estrangulamiento económico del país para desabastecer las ciudades y crear una sensación de pánico y desgobierno general. El objetivo: que el Gobierno de Dina Boluarte y “la clase política burguesa” entrara en pánico y acepte la convocatoria de una constituyente o se allane a un adelanto general de elecciones a tontas y locas.
Con ese objeto se bloquearon la Panamericana Sur y la Panamericana Norte, y se comenzaron a incendiar símbolos del poder estatal: locales del Ministerio Público y del Poder Judicial. Mientras se bloqueaba el comercio nacional y el abastecimiento de las ciudades se tomaba una de las plantas del Gas de Camisea para desabastecer de energía a las ciudades, se atacaba empresas emblemáticas de la industria nacional –como Gloria y Laive– e infinidad de pequeños negocios de comercios y servicios. Semejante ofensiva tuvo una iconografía aterradora: el ataque a más de 12 comisarías que dejaron heridos de gravedad a más de 119 efectivos de la policía nacional del Perú.
En semejante ofensiva insurreccional, ¿alguien acaso tiene dudas sobre quiénes son los responsables de la lamentable muerte de 8 compatriotas, que se reportan al cierre de esta edición? ¿Alguien, con un mínimo de racionalidad, siquiera se atrevería a culpar a la PNP, que fue sometida a vejámenes y ataques sin nombre? Es evidente que las corrientes comunistas y colectivistas, de origen maoísta y vinculadas al eje bolivariano son los responsables directos al organizar y convocar semejante insurrección.
Al parecer las bancadas comunistas del Congreso sí tienen dudas sobre las responsabilidades de las lamentables muertes. De allí que pretendan culpar a la PNP, que fue arrinconada por la insurrección en sus respectivas comisarías y preservó a cualquier costo el armamento que el Estado le proporcionó.
Es incuestionable que la estrategia insurreccional que cuesta vidas de peruanos solo es posible porque durante el Gobierno de Pedro Castillo el Movimiento por la Amnistía de Derechos Fundamentales (Movadef) llegó a controlar las prefecturas y subprefecturas del país (hoy esos funcionarios han sido cesados por el Gobierno de Boluarte), mientras que se utilizaban todos los resortes del Estado y del Ministerio de Educación para fortalecer el Frente Nacional de Trabajadores de la Educación Peruana (Fenate), organismo sindical magisterial que ha tenido enorme protagonismo en la actual asonada violentista. Igualmente, la mayoría de bancadas comunistas del Legislativo que hoy defienden el programa insurreccional de la constituyente tuvieron al Estado y los recursos nacionales al servicio de su estrategia revolucionaria.
En este contexto, las dudas de la presidente Dina Boluarte sobre el respaldo a la acción de la policía nacional del Perú (PNP) dejan absorto a cualquiera. Felizmente, la Presidente y el Gobierno rectificaron con la declaratoria de emergencia de todas las vías nacionales (carreteras y puentes) y la autorización de nuestras Fuerzas Armadas a controlar el orden en Arequipa, Andahuaylas y otras ciudades del sur, así como todos los emplazamientos estratégicos del sistema energético e hídrico del país.
Es hora de entender que los peruanos que pretendemos vivir en democracia y libertad, luego de 30 años de la derrota del terror de Sendero Luminoso, enfrentamos hoy una nueva estrategia insurreccional de vanguardias con el mismo objetivo de destruir el estado burgués, según se describe en todos los manuales comunistas.
COMENTARIOS