Editorial Política

La amenaza populista y colectivista en marcha

Políticos, Ejecutivo y Congreso en carrera demagógica

La amenaza populista y colectivista en marcha
  • 07 de mayo del 2020

El fracaso del sistema de salud –por problemas estructurales acumulados– y la imprevisión del actual Ejecutivo simplemente desarmaron y anularon cualquier posibilidad de enfrentar la pandemia del Covid-19. Hoy el Perú parece avanzar hacia la estrategia de la inmunidad colectiva (más del 50% de la población infectada y con anticuerpos hasta que el virus no prospere), pero luego de haber alargado una cuarenta a ciegas, sin pruebas moleculares, respiradores ni equipos de protección especial para el personal de salud y demás servidores públicos. La administración del sistema de salud ha sido un desastre, y ha terminado agravando la recesión y el aumento de pobreza.

Desesperados por la incapacidad de los hospitales, en el Ejecutivo se alargó una cuarentena sin inteligencia sanitaria porque no tenían otra, como se dice. El resultado: una recesión y un aumento de pobreza que, seguramente, superará los promedios de caídas mundiales. Los economistas discuten si la recesión se cargará más de un 10% del PBI, incluso algunos pronostican una caída de 20%. Igualmente se discute cuánto se aumentará en pobreza, a pesar de los programas de ayuda social. ¿Acaso 5, 6 u 8 puntos porcentuales de pobreza? Se calcula que por los menos dos millones de peruanos perderán su trabajo en las ciudades y ya iniciaron una migración inversa hacia las provincias.

Este panorama aterrador es el escenario ideal para que prosperen los populistas, los caudillos demagógicos y plebiscitarios, como lo viene afirmando la mayoría de columnistas de este portal. Finalmente, hay un viejo dicho o aserto que señala que los comunismos y los colectivismos son fábricas de millones de pobres. El populismo latinoamericano ha engordado y crecido sobre este tipo de situaciones.

El Ejecutivo y el Legislativo, al margen de algunos sectores sanos y conscientes, se han embarcado en la puja populista. Allí está la competencia sobre qué entidad ofrece más porcentaje de retiros de las cuentas previsionales que administran las AFP. Finalmente, el Congreso ganó en demagogia, y un congresista irresponsable habló de retirar el 100% de los ahorros previsionales para incinerarnos en la tragedia chavista y kirchnerista. Asimismo, como en el Ejecutivo hay hambre de popularidad, hubo un conato de guerra al interior del Gabinete sobre un impuesto de solidaridad a las clases medias (los ricos) para regalárselo a los pobres. El asunto no pasó por la responsabilidad del sector Economía y Finanzas. 

Sin embargo, los amagues populistas en el Ejecutivo continúan. Invocando la lucha contra la pandemia (en la que han fracasado en todos los niveles), los burócratas del Ministerio de Salud (Minsa) encontraron la posibilidad ajustar las clavijas a “los empresarios explotadores”: para reiniciar las actividades se les exige contratar una enfermera por cada 20 trabajadores y un médico por cada 100. Una locura que solo viene de la ideología colectivista, porque en el Perú los hospitales desbordados se arranchan médicos y especialistas. Aunque ya se ha anunciado que esa locura ideológica será dejada de lado.

Pero no se trata de amagues e intenciones. El Ejecutivo acaba de promulgar el Decreto Legislativo N° 1476 que establece la obligación de los centros educativos privados de educación básica y superior de informar sobre sus costos fijos y variables, porque la pandemia obliga a universalizar la enseñanza digital y, según los burócratas ideologizados del sector Educación, los promotores privados ahorrarán enormes cantidades de dinero por esta situación. Como los burócratas nunca han pagado una planilla ignoran que el 90% de los gastos fijos de un centro educativo privado tiene que ver con las 15 remuneraciones de los profesores, los trabajadores administrativos, y ahora con la compra y desarrollo de software y programas de capacitación docente para garantizar la eficiencia de las clases virtuales.

No solo se trata, entonces, del fracaso general del Estado en la contención de la pandemia, que ha obligado a prolongar una cuarentena ciega e ineficiente que, a su vez, ha agravado la recesión y el aumento de pobreza, sino que ahora se busca desmontar el modelo, gobernar para las tribunas con controles de precios indirectos en el sistema educativo.

En medio de la pandemia y la recesión, el populismo sin anestesia ha llegado, olvidando que el 90% de los ingresos por renta que recibe el Estado proviene de 40 corporaciones; que del total de pobreza reducida (pasó del 60% de la población a solo 20%) antes de la pandemia, el 75% ha sido aporte privado; y que el 85% del empleo en el país lo proveen los privados. Y se olvida también que el sueldo de los burócratas (que siguen soñando con Marx) y los colectivistas viene de los impuestos que pagan las empresas. Es hora, pues, de enfrentar sin miramientos esta juerga populista que algunos pretenden desarrollar.

  • 07 de mayo del 2020

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