¡Iniciar la transición política con gabinete de unidad nacional!

Las imágenes en que el dictador Pedro Castillo es capturado, luego de haber perpetrado un golpe de Estado en contra del sistema republicano, quedarán grabadas en las retinas de los peruanos para siempre. Cuando se sumaban los más de 100 votos que se alcanzaron para vacar a Castillo por incapacidad moral permanente en el Congreso, el dictador, según diversas versiones, se aprestaba a asilarse en la embajada de México. Sin embargo, los taxistas le impidieron avanzar deteniendo el tráfico, y los ciudadanos de San Isidro estacionaron sus carros para bloquear las calles que desembocaban en la sede diplomática mexicana.

Castillo era vacado y luego era detenido. El júbilo nacional se extendía de aquí para allá, porque el Perú se libraba del peor gobierno de la historia nacional, que había puesto en peligro todos los avances sociales, económicos e institucionales de las últimas tres décadas. No obstante, ¿acaso la vacancia y la posterior detención de Castillo eran suficientes para superar la tragedia nacional que había desencadenado el Gobierno de las izquierdas comunistas y colectivistas? ¿Cómo habíamos llegado a semejante tragedia nacional? ¿Por qué los peruanos eligieron al peor candidato de la historia republicana?

A nuestro entender, llegamos a esta situación por la guerra política sin cuartel que se desató a inicios del nuevo milenio con la caída del fujimorato. A pesar de los impresionantes avances económicos y sociales, y el asombroso proceso de reducción de pobreza en base a la inversión privada, desde el inicio del nuevo siglo la política se convirtió en sinónimo de guerra y enfrentamiento. Desde el periodo del 2016 al 2021 la polarización se acentuó y, de pronto, esa incapacidad de entenderse llevó a muchos peruanos a votar por el peor candidato de la historia republicana: Pedro Castillo. A partir de allí la historia es conocida, y acabamos de observar los hechos en la televisión.

Por todas estas consideraciones, el Gobierno de Dina Boluarte debe ser uno de la más amplia unidad nacional, que convoque a todos los sectores democráticos de la derecha, centro e izquierda, y evite a toda costa reeditar los enfrentamientos que nos han llevaron al desgobierno nacional de Castillo, quien en las últimas horas de su gestión pretendió convertirse en dictador para eludir las investigaciones del Ministerio Público en su contra.

Para honrar el esfuerzo de millones de peruanos que lucharon con todas sus energías para preservar la Constitución y las libertades, para reconocer el papel principista de nuestras instituciones republicanas (Congreso, Tribunal Constitucional, Ministerio Público y Poder Judicial) y para rendir homenaje a nuestras Fuerzas Armadas y Policía Nacional que preservaron a cualquier costo el Estado de Derecho, el Gobierno de la nueva jefa de Estado debe ser capaz de organizar un gabinete de unidad nacional. No hay otro camino para restablecer la paz social y la gobernabilidad del país.

Si avanzamos por esa ruta reencauzaremos al país e iniciaremos una transición política que nos permita organizar una comunidad política en el mediano y largo plazo.