Editorial Política

Ineficiencia del Estado ante desastres naturales

Ni prevención ni capacidad para enfrentar tragedias

Ineficiencia del Estado ante desastres naturales
  • 24 de febrero del 2020

La trágica noticia de que un huaico ocurrido en el sector La Florida, en la ciudad de Tacna, dejó tres muertos y decenas de heridos y damnificados, nos debe servir para evaluar el desempeño del Estado –en los niveles de gobiernos central, regional y local– con respeto a la prevención y gestión de los desastres y fenómenos climáticos. A este lamentable suceso se suma el aluvión que ha sepultado casi la totalidad del distrito de Santa Teresa en el Cusco.

Para nadie es un secreto que el gran ausente en la prevención, gestión y atención de los desastres naturales es el Estado. En otras palabras, no solo fracasa en la provisión de servicios básicos para la sociedad, no obstante los tributos que cobra, sino que el sistema estatal es incapaz de planificar e implementar una correcta política contra los desastres naturales en nuestro país. 

En ese sentido, por ejemplo, la tragedia en Tacna se pudo evitar porque desde el 2016 existía un informe técnico que preveía los resultados de un huaico, como en efecto ocurrió. Durante ese año se realizó un estudio denominado "Evaluación, geología y geodinámica en la Quebrada del Diablo - provincia de Tacna". En este informe se analizaban los potenciales los riesgos y condiciones del sector La Florida y otras zonas que han sido ahora golpeadas por el huaico. En una de las conclusiones del estudio se indicaba que las autoridades deberían tomar medidas preventivas y correctivas en el sector La Florida, un asentamiento humano que se ubica en el cauce seco de la denominada Quebrada del Diablo. Pues bien, sucedió que los riesgos y catástrofes sobre los que se alertaba se volvieron realidad con el huaico. El resultado son más de 1,900 familias damnificadas, y varios muertos y heridos. ¿Las autoridades locales y regionales no conocían del referido estudio? Todos los informes señalan que sí. No obstante se hizo poco para prevenir el desastre.

El otro ejemplo es lo ocurrido hace poco en Santa Teresa, distrito de La Convención (Cusco), localidad que ha sido sepultada por un huaico dejando cuatro muertos. Es la segunda vez que sucede un fatal acontecimiento como este. El primero ocurrió en el 2015, cuando casi todo el distrito fue arrasado. Hoy sucede lo mismo. ¿No se aprendió del error?

El gran problema, como dijimos, es que el Estado está ausente del tratamiento de esta problemática. O si participa lo hace de tal forma que se convierte en un problema más. Si bien se creó un Sistema Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres, adscrito a la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), este actúa con una total ineficiencia y desorganización. Desde el vértice del Estado, entonces, no hay políticas públicas para prevenir los desastres, ignorando que por su geografía el Perú siempre estará sometido a este tipo de desastres naturales.

La ausencia de una política de prevención, por ejemplo, no permite movilizar a todos los recursos del Estado –por ejemplo, las Fuerzas Armadas– y menos a un enorme sector privado, que podrían multiplicar la respuesta estatal ante los siniestros. Pero quizá lo más grave tiene que ver con la ausencia de planificación y prevención. ¿Hasta cuándo, por ejemplo, las localidades levantadas a orillas de los cauces de las quebradas secas seguirán siendo objeto de destrucción y muerte? Difícil entenderlo.

  • 24 de febrero del 2020

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