La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Según diversas entidades especializadas, el sol peruano se ha convertido en una de las monedas más sólidas de la región. La moneda nacional se apreció en 4.2% en el 2022 mientras que el peso chileno se depreció en más de 10% y el peso colombiano en 20%. En síntesis, el sol peruano sigue firme frente a las tendencias al alza del dólar y comienza a ser utilizado como moneda de refugio frente a la pérdida de valor del peso mexicano, del peso argentino, del peso chileno, del peso colombiano y la eventual destrucción del peso boliviano, por el reciente colapso de Bolivia (país que se quedó sin dólares y expropió los fondos previsionales de los hermanos del altiplano).
Por otro lado, el Perú tuvo una de las inflaciones más bajas en la región en el 2022 –en el orden del 8% anual– debido a las presiones inflacionarias mundiales derivadas de la invasión de Rusia a Ucrania. Según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) y diversos organismos multilaterales, el Perú en el 2023 y el 2024 recuperará los rangos metas de inflación anual proyectadas. En la región sucede todo lo contrario, la inflación no se puede controlar.
El Perú y la economía de los más pobres en el país, entonces, están protegidos por un sol fuerte. Sobre todo si evocamos la tragedia de los años ochenta, cuando de un día para otro la hiperinflación convertía a los pobres en pobres extremos y a sectores de clase media en pobres.
¿De dónde proviene la fortaleza del sol peruano que tanta envidia y admiración desata en otros países de la región? La respuesta es una sola: de la Constitución de 1993, que establece la autonomía constitucional del BCRP e impide que la entidad autónoma financie los gastos y proyectos del Ejecutivo, tal como sucedía en los años ochenta, durante el régimen de sustitución de importaciones que liquidó al Perú. El mismo régimen que ha destruido más del 80% del PBI de Venezuela desde la llegada de Nicolás Maduro al poder y que ha quemado todos los dólares en la Bolivia de Luis Arce y Evo Morales. Las funciones que la Constitución establece para el BCRP son preservar la estabilidad monetaria a través de la regulación de la moneda y el crédito, la administración de las reservas internacionales y otras competencias que se prescriben en la ley orgánica del banco central.
La Constitución, pues, se ha convertido en el principal ejército de defensa de la población bajo pobreza y de los sectores vulnerables de la sociedad. En los ochenta, cuando no estaba reconocida la autonomía del BCRP, las imágenes de los pobres en los basurales y sacrificando perros y gatos para sobrevivir fueron los antecedentes de la tragedia del modelo chavista, que convertía a una sociedad con posibilidades en una de extrema pobreza. El Perú, pues, fue el primer antecedente de la tragedia económica que desencadena el proyecto bolivariano en la región.
La autonomía del BCRP y la política monetaria del Perú, entonces, representan las columnas más poderosas del modelo económico que posibilita seguir apostando por la viabilidad del Perú. Si a la autonomía del BCRP le sumamos la prohibición de la Carta Política del estado empresario, que fomenta las expropiaciones y la creación de empresas estatales –que suelen crear gigantescos déficits fiscales–, el reconocimiento de los contratos sobre el poder político, la desregulación de mercados y precios y el libre comercio, tenemos las claves de las fortalezas económicas del país.
Una fortaleza que solo se ve amenazada por el fracaso del Estado en la redistribución –mediante obras de prevención, carreteras, escuelas, sistemas de agua y desagüe– de la enorme riqueza que crea el sector privado mediante la inversión y el pago de los impuestos. Una fortaleza económica que ni siquiera pudo ser destruida por el Gobierno de Pedro Castillo, que llegó al poder solo para liquidar la economía de mercado.
El modelo y las fortalezas económicas le ganaron al eje bolivariano.
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