La censura del ministro de Energía y Minas, Rómu...
El presidente del Consejo de Ministros, César Villanueva, ha manifestado que el Ejecutivo intentará acercar las posiciones distantes entre el Ejecutivo y el Legislativo sobre el etiquetado de los alimentos industriales. La voluntad conciliadora de Villanueva revelaría que el Gobierno de Martín Vizcarra estaría tomando distancia con respecto a las posiciones anticapitalistas que promueve un sector de ministros contrarios a la inversión.
Como ya hemos informado en este portal, la ministra de Salud, Silvia Pessah —secundada por la titular del Midis, Liliana La Rosa del Frente Amplio— ha venido impulsando que el Ejecutivo promulgue el sistema de etiquetado de alimentos procesados en base a octógonos prohibitivos, que solo alertan de los niveles altos en azúcar, sodio, grasas saturadas y grasas trans. Como también hemos informado, este tipo de etiquetas solo se utilizan en Chile, debido a la intensa campaña de la izquierda sureña en contra de la industria alimentaria, antes de la elección de Sebastián Piñera como jefe de Estado.
Ante la decisión del Ejecutivo de promover el sistema de etiquetado que promueve la izquierda anti industrial, en el Congreso se aprobó el sistema de semáforos que —en base a los colores rojo, amarillo y verde— señala qué productos tienen niveles alto, medio o bajo en azúcar, sodio, grasas saturadas y grasas trans. La propuesta del Legislativo sigue las recomendaciones del Codex Alimentarius —ratificado por 188 países— y los principios del etiquetado de los alimentos procesados en los países desarrollados y en los estados que pertenecen a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Quizá valga señalar que los principios del Codex con respecto a las etiquetas precisan que estas deben informar, desarrollar pedagogía y evitar causar temor. Bueno, los octógonos prohibitivos del sector salud solo causan temor y desalientan la lectura de los etiquetas.
El problema de este asunto continuó porque Pessah, La Rosa y los demás ministros anti inversión, sorprendieron al jefe de Estado y al PCM Villanueva horas después de instalarse la administración Vizcarra. El Ejecutivo observó el sistema de semáforos, pero la semana pasada la Comisión de Defensa del Consumidor del Congreso aprobó la insistencia en las etiquetas en base a los colores rojo, amarillo y verde. En este contexto, las señaladas ministras anti inversión comenzaron a presionar para que el Ejecutivo promulgara el sistema de los octógonos sin importar que se produjera una nueva colisión de poderes. Y allí estamos.
La pregunta que surge es, ¿cómo un país que ha reducido pobreza del 60% de la población a solo 20% en base a la inversión privada se sumerge en una discusión promovida por los sectores anticapitalistas? Parece un contrasentido total. Algo más. ¿Cómo es posible que los organismos internacionales y los defensores de los octógonos de hoy, tres años atrás defendían y elogiaban el sistema de semáforos para el Ecuador? Si vemos las campañas que los mismos defensores de los octógonos, por ejemplo, desarrollan en Colombia, es fácil concluir que existe una estrategia en contra de la industria de alimentos en América Latina.
Pero, ¿cuál sería la estrategia de estas campañas? Algunos especuladores internacionales buscan que la industria de alimentos quiebre para comprar a precio de remate. La estrategia es prima hermana de la campaña de los antimineros en contra de las inversiones de cobre en el Perú, financiada por los grandes comercializadores mundiales del metal rojo, que ganan enormes cantidades con la paralización de Conga y Tía María.
Plantear como prioridad del sector salud la etiqueta de los alimentos industriales en base a los octógonos —no obstante que el 43.6% de la niñez padece anemia y pese a que solo el 10% de la total de ingesta de alimentos de los peruanos corresponde a los productos procesados— solo revela una increíble frivolidad en el sector salud y una ideologización que ningunea todos los problemas. Ha llegado la hora de que el Gabinete Villanueva se recomponga para devolverle coherencia económica y que se fortalezca el impulso proinversión.
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