El sentido de la unidad nacional contra el Covid-19

Cuando los líderes y estadistas de una nación en guerra contra una amenaza externa plantean la urgencia de la unidad nacional lo hacen pensando en los intereses de las mayorías y de los hombres más desvalidos de la sociedad amenazada. La posibilidad de la propagación del Covid-19 (la enfermedad causada por el coronavirus) plantea una situación parecida a una guerra y obliga a la unidad nacional. 

En ese sentido, plantear la convergencia nacional significa postergar las diferencias y subordinar los intereses propios. De allí que este portal quizá haya sido uno de los primeros medios en plantear la convocatoria a una gran confluencia nacional para enfrentar la posibilidad de se que se multipliquen las infecciones del coronavirus, que colocan en riesgo mortal a los ancianos y ponen al borde del abismo el sistema de salud.

Con ese mismo espíritu, nos parece necesario criticar la primera parte del mensaje del presidente Vizcarra, en la que pretendió equiparar las justas y necesarias medidas del estado de emergencia con otros hechos políticos que solo han causado desencuentros y polarizaciones. E igualmente vale señalar el video inapropiado de un candidato presidencial que pretendió utilizar la movilización nacional contra el Codiv-19 para acumulaciones proselitistas.

Planteadas estas cosas, solo resta señalar que el Ejecutivo está asumiendo las únicas medidas que se podían asumir, desde el estado de emergencia hasta la cuarentena social. No es hora de mencionar errores ni desaciertos, porque la convergencia nacional debe ser cuidada con extremo. Y debe quedar claro que el sector que solo pretenda utilizar este sentimiento nacional a su favor perderá desde el principio hasta el final.

En este contexto, creemos que el Estado está haciendo lo que debe hacer. No existe otra alternativa. Sin embargo, en el sistema de salud del Estado se debe apuntar a multiplicar las unidades de cuidados intensivos (UCI), considerando la escasez de camas de este tipo en el Ministerio de Salud (Minsa), Essalud, Sanidad de las Fuerzas Policiales y clínicas privadas. El tema de las unidades UCI tiene la misma importancia que el estado de emergencia, la cuarenta social y el patrullaje de las calles por nuestras Fuerzas Armadas y policiales.

En Wuhan (China), lugar en que se desató la infección del coronavirus, luego de 80,000 infectados se estableció una media: por cada 1,000 pacientes con el coronavirus, 50 de ellos requerían de unidades UCI y respiración asistida y alrededor de 30 eran casos fatales. Si bien la mortalidad es baja en esta infección, la explosión de las infecciones se convierte en un asesino de la tercera edad y plantea la urgencia de las unidades UCI. 

Al respecto el Estado chino construyó dos hospitales en diez días, cada uno con mil camas UCI. Es evidente que ni el Estado peruano ni ninguno de América Latina está en condiciones de emular la proeza china. De otro lado, se conoce que ningún estado de la región tiene más de 500 unidades UCI. ¿Cuántos existen en el Perú? Al margen de las realidades y cifras es incuestionable que aquí también está una de las prioridades del Ejecutivo. Debe existir un plan y un sistema de adquisiciones de acuerdo a la situación de extrema emergencia.

Gracias a Dios que el Perú ha tenido un modelo económico, en las últimas tres décadas, en base a la responsabilidad macroeconómica y la inversión privada, que ha triplicado el PBI y ha reducido pobreza del 60% de la población a solo 20%. La continuidad de ese modelo hoy posibilita que existan más de US$ 60,000 millones en reservas –es decir, un tercio del actual PBI– y un endeudamiento público aceptable. Con esos recursos y posibilidades, y una estrategia responsable y eficiente, el Estado peruano puede enfrentar con éxito todas las emergencias que desata el coronavirus. Sin embargo, no vale olvidar que cualquier estrategia de gasto e inversión nunca debe poner en riesgo el modelo que nos ha colocado en esta envidiable posición en la región.