Detuvieron el capitalismo. Ahora pretenden destruirlo.

En tres décadas de modelo económico basado en la inversión privada, la desregulación de los mercados y el libre comercio, el Perú triplicó su PBI y redujo la pobreza del 60% de la población a solo 20% (antes de la pandemia, hoy está en 25%) y nuestra sociedad, mal que bien, se transformó en una de mayoría de clases medias. Sin lugar a dudas, el país experimentó el mayor proceso de inclusión social desde la fundación republicana.

La clave de esos procesos virtuosos fue la inversión privada: llegó a representar el 80% del total invertido en el Perú y hubo años en que creció a tasas sobre los dos dígitos. El promedio de crecimiento del PBI llegó hasta el 6% anual hasta el 2014, año en que empezó un dramático declive. Al respecto el economista César Peñaranda ha señalado en este portal que el promedio anual de crecimiento del PBI entre el 2014 y el 2023, será de 2.9% y ha calificado a este periodo como “otra década perdida”, en alusión a la de los ochenta, en la que el estado-empresario y la hiperinflación devastaron la economía nacional y lanzaron a más del 60% de los peruanos a la pobreza.

Ahora, cabe decir que con la llegada del Gobierno de Pedro Castillo y de todas las izquierdas comunistas, no solo se lentificará el crecimiento, sino que, incuestionablemente, se intentará destruir el modelo económico consagrado en la Constitución de 1993. Allí está la propuesta de la asamblea constituyente, las iniciativas para nacionalizar los recursos naturales, y los decretos laborales promulgados por el Ejecutivo, que prohíben la tercerización, fomentan la sindicalización, y liberalizan en extremo el derecho a huelga.

¿Cómo así empezó el declive del capitalismo, de la economía de mercado, no obstante, el crecimiento y la reducción de la pobreza? ¿Por qué una sociedad tiende a suicidarse? En este portal lo hemos repetido hasta la saciedad: las izquierdas ganaron la guerra cultural y, más allá de sus insignificancias electorales, lograron influir en la política y la economía. Allí están las narrativas que señalan que la minería moderna contamina el medio ambiente y la quita el agua a la gente; allí también están las supuestas defensas de los DD.HH. con el objeto de destruir la autoridad democrática del Estado y empoderar a las minorías radicales. 

En ese contexto adverso para la inversión, el declive del crecimiento empezó cuando en el Gobierno de Ollanta Humala, absurdamente, se detuvo el proyecto Conga y el llamado cinturón de cobre del norte y, en el sur, igualmente, se bloqueó el proyecto Tía María.

Para entender la magnitud de lo que hablamos: si el nacionalismo no hubiese detenido esos proyectos el Perú le habría agregado un millón de toneladas métricas de cobre (TMC) a su producción anual actual de 2.5 millones de TMC. Con ese aumento, la economía crecería por encima del 5% y a pesar de todos los problemas, la pobreza se situaría por debajo del 15% de la población.

Contempladas las cosas de esa manera, incuestionablemente el periodo 2014-2023,será una década perdida. Sin embargo, no solo se trata del bloqueo de la inversión en recursos naturales. Durante tres décadas de modelo económico no se produjo una reforma integral del Estado ni se avanzó significativamente en las reformas del sistema educativo o del sistema de salud, ni tampoco en la solución de los problemas acumulados de infraestructuras. En otras palabras, no se avanzó en la formación del capital humano que potencie el futuro crecimiento, ni se reformaron las infraestructuras legales y físicas para que los mercados siguieran expandiéndose.

Los relatos y narrativas predominantes de la izquierda en las últimas tres décadas no solo paralizaron Conga y Tía María, sino que impidieron la posibilidad de reformar la educación y la salud de manera integral. Y de una u otra manera, prepararon la llegada del Gobierno de Pedro Castillo.

Para enfrentar esta situación, entonces, es clave destrabar los proyectos de inversión y detener los avances del maoísmo en educación. Sin embargo, la verdadera solución que salvará el capitalismo, la economía de mercado, pasa por enfrentar los relatos y narrativas de las izquierdas.