Editorial Política

¿Prensa anticapitalista?

Escarmiento a empresarios y octógonos anti industriales

¿Prensa anticapitalista?
  • 13 de julio del 2018

 

La prensa tiene la ineludible responsabilidad de denunciar la corrupción en el Estado y el sector privado. Por ejemplo, el caso Lava Jato salpicó a algunas compañías nacionales y los medios cumplieron su responsabilidad. Sin embargo, ¿qué sucede cuándo empieza a surgir una media anticapitalista que suele desarrollar campañas promovidas por las ONG de izquierda? ¿Qué ha sucedido en la democracia para que surja un fenómeno de este tipo? Ensayamos una aproximación: el nocivo papel del subsidio estatal a ciertos medios privados.

Allí están las campañas a favor de Máxima Acuña contra el proyecto Conga, las informaciones sobre Tía María, y la distancia e indiferencia que ciertas redacciones mantienen con respecto a la inversión en recursos naturales, como si el asunto no tuviese nada que ver con ellos. De pronto, en el Perú descubrimos que la libertad de prensa no tiene nada que ver con el mercado. Es decir, el sueño de Maduro y Evo.

Por ejemplo, el fiscal Domingo Pérez pretende escarmentar a los principales dirigentes empresariales del país por haber aportado US$ 2 millones para desarrollar una campaña de la CONFIEP en defensa del régimen económico de la Carta Política de 1993, que era amenazado por el programa de la Gran Transformación de Ollanta Humala en el 2011. Las donaciones empresariales fueron totalmente bancarizadas y tienen el correspondiente certificado de donación. Sin embargo, Pérez pretende vincular estos hechos con investigaciones de lavado activos. El objetivo de la izquierda: escarmentar a los empresarios para que nunca más vuelvan a desarrollar campañas en defensa del mercado. Semejante intención anti empresarial quedaría en nada sin el rebote mediático; sin embargo, algunos canales sí acudieron muy entusiastas a propalar la noticia de las primeras citaciones a los dirigentes empresariales. No hay nada, pero se debe informar, según el manual.

Igualmente, en una radio local, el doctor Elmer Huertas volvió a cometer una inexactitud más —por decir lo menos— en su extraña defensa de los octógonos anti industriales para las etiquetas de los alimentos procesados. Señaló que en una reciente encuesta de Datum, el 85% de los encuestados se había pronunciado a favor de los octógonos. Era una mentira enorme. En la señalada encuesta la pregunta fue la siguiente: “Está de acuerdo o en desacuerdo con que, de ahora en adelante, los alimentos envasados deben contener un rótulo que advierte a los usuarios sobre los altos niveles de azúcar, grasas trans, sodio y grasas saturadas”. Bueno, el 85% dijo que estaba a favor. ¿Por qué el doctor Huertas convirtió la idea de un rótulo en sinónimo de un octógono? Nadie entiende las licencias que se toma el galeno frente al micrófono radial.

Pero ese no es todo. Huertas no solo cometió una inexactitud, sino que pretendió cambiar todo el sentido de la encuesta. Con respecto a las preferencias del público, el 65% se inclinó por el sistema de semáforos que —en base a los colores rojo, amarillo y verde— establece los niveles altos, medios y saludables de azúcar, grasas trans, sodio y grasas saturadas. Huertas se extrañó en exceso por el resultado invocando su particular interpretación de que un rótulo significaba lo mismo que un octógono. Así estamos con el respeto al público.

A entender de este portal esta inclinación anticapitalista de ciertos sectores de la media tiene que ver con el subsidio estatal a algunas redacciones. ¿Por qué? La libertad de prensa existe por la propiedad privada de los medios de comunicación. De lo contrario el Estado y las corporaciones serían los propietarios de los medios. Sin embargo, para que la libertad funcione no solo se necesita la propiedad privada, sino también la disputa de los medios por el mercado publicitario. Es decir, propiedad privada y mercado publicitario. Y para ganar la publicidad las redacciones deben acrecentar lectores, televidentes y radioescuchas. Algo así solo es posible contratando a los mejores periodistas. Así nace la dialéctica de la libertad de prensa.

Con esa lógica parece demasiado difícil imaginar una prensa anticapitalista, tal como empieza a suceder con algunos medios en el Perú, que suelen desarrollar todos los objetivos y campañas de las ONG de izquierda. Como se aprecia, el subsidio estatal no solo afecta la caja fiscal, sino que erosiona los pilares de la democracia. Después de las campañas anti empresariales, casi siempre se produce el zarpazo estatista en sectores claves de la economía de mercado.

 

  • 13 de julio del 2018

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