Editorial Política

“Con mis hijos no te metas” frente al Estado

Un movimiento conservador con resultados libertarios

“Con mis hijos no te metas” frente al Estado
  • 15 de noviembre del 2018

 

Hoy debe desarrollarse una de las movilizaciones de masas más grandes de la historia republicana, liderada por los padres organizados en el movimiento “Con mis hijos no te metas” con el apoyo de “Marcha por la vida” y grupos católicos. Estos movimientos y colectivos exigen que el Estado retire de la escuela pública los contenidos curriculares vinculados a lo que ellos denominan “ideología de género”. La movilización se desarrollará en diversas ciudades del país exigiendo que el Gobierno de Martín Vizcarra reajuste el currículo escolar. Por su lado, en el parlamento un grupo de congresistas ha presentado una iniciativa que establece que el Estado peruano renuncia a considerar como “ideología oficial” a la señalada ideología.

A primer golpe de vista, la movilización de “Con mis hijos no te metas” y “Marcha por la vida”, solo expresaría una visión conservadora de las comunidades de base evangélica y católica con respecto a los derechos de las minorías sexuales. Sin embargo, contemplar a padres de familia exigiendo que el Estado no intervenga en un tema que ellos consideran polémico solo nos evoca los grandes debates de la Ilustración y la modernidad con respecto al papel del Estado sobre los individuos, las familias y la sociedad en general. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que todos los proyectos totalitarios siempre han considerado que el Estado encarnaba a la nación, a la sociedad, y, de una u otra manera, tendría el derecho y el deber de educar a las generaciones del futuro, incluso por encima de las familias y la sociedad.

¿Por qué decimos totalitario? Porque solo basta revisar los manuales de los bolcheviques rusos, de los promotores de la Revolución Cultural China y de los animadores de la escuela nacional socialista para entender cómo la escuela pública debía convertirse en la gran formadora de “las colmenas del futuro”. En la escuela totalitaria el currículo escolar debía homogeneizar lo que no era homogéneo en la sociedad. Así se construía el futuro.

ideología de genero

Cualquiera podría sostener que es una exageración comparar la voluntad de nuestra izquierda criolla —de imponer la llamada ideología de género en el currículo escolar— con los experimentos de la escuela totalitaria. Es verdad. Sin embargo, la masiva movilización de los padres de familia obliga perentoriamente a revisar el asunto curricular.

De otro lado, los liberales y los libertarios tenemos el derecho a levantar la ceja: si hoy es la ideología de género, mañana por qué no pueden ser los temas polémicos de historia. Por ejemplo, Velasco convertido en un salvador del Perú y Fujimori y las reformas económicas de los noventa, transformados en todos los males del infierno. Y si se pasa de la historia a los temas ecológicos, ¿por qué no llegar a la conclusión que el planeta está amenazado por dos siglos de revolución industrial capitalista, tal como lo sostienen todos los neomarxistas?

¿A qué vamos? La movilización de los padres de “Con mis hijos no te metas” y “Marcha por la vida” nos permite resucitar reflexiones sobre el tipo de escuela que corresponde a una sociedad abierta, a una democracia, a una república. El debate sobre los derechos de las minorías sexuales –que deben ser respetados –debe trasladarse a la sociedad y, si de protección de derechos se trata, allí está el Congreso y las leyes que deben sancionarse. Pero de ninguna manera el asunto debe focalizarse en la escuela pública porque conlleva el peligroso germen totalitario.

Retirar la obligatoriedad de la llamada ideología de género del currículo debería significar libertad absoluta de los padres de familia para elegir los cursos que desean que su hijos reciban. Por ejemplo, una familia cristiana elegiría los cursos de religión, y una familia no religiosa podría optar por cursos influenciados por los debates de género. En otras palabras, se trata de crear una escuela pública abierta, tolerante con todas las corrientes realmente existentes en la sociedad y que renuncia a homogeneizar las incuestionables diferencias sociales.

Interesante debate que se abre en el Perú. Hasta hoy el marxismo ha logrado acuñar la idea de que defender la llamada ideología de género es sinónimo de liberalismo. Grave error, como lo acabamos de señalar. En cualquier caso, que empiece el debate y a discutir con los arrestos totalitarios en la escuela pública.

 

  • 15 de noviembre del 2018

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