Editorial Política

¡Con la Constitución y las instituciones! ¡Nada más!

El camino para superar la autodestrucción nacional

¡Con la Constitución y las instituciones! ¡Nada más!
  • 17 de septiembre del 2020

El Tribunal Constitucional (TC) rechazó ayer la medida cautelar presentada por el Poder Ejecutivo para detener el proceso de vacancia presidencial que inició el Congreso la semana pasada, luego de propalarse los audios en que se escucha al jefe de Estado coordinando con sus colaboradores para presentar versiones particulares en las investigaciones que desarrollan diversas instituciones del Estado. De esta manera, el presidente Vizcarra tiene la obligación de asistir al Congreso para defenderse de las imputaciones que se le formulan. Si no lo hace personalmente debe enviar a su abogado; pero irremediablemente dejará la impresión de correrse a las preguntas e indagaciones. 

La mayoría de constitucionalistas, politólogos y sectores del país han manifestado que no hay suficientes causales para declarar una vacancia de la jefatura de Estado por incapacidad moral. Se ha señalado que los audios sí revelan hechos que deberán investigarse culminado el mandato presidencial, en el 2021. De otro lado, frente al proceso de vacancia, un sector político ha pretendido presentar el muñeco de una supuesta conspiración para perpetrar un golpe de Estado, e incluso se habló del delito de sedición. Acusaciones delirantes que deben rechazarse de plano.

A nuestro entender todos los excesos que se registran en la coyuntura son los tics autoritarios que provienen de una guerra política, en la que se busca excluir al adversario, al rival político. Esta especie de reflejo autoritario e intolerante, de una u otra manera, empezó a consolidarse con los dos intentos de vacancia presidencial frustrados, la renuncia de un jefe de Estado, el cierre inconstitucional del Congreso y el nuevo proceso de vacancia presidencial, todo en este terrible periodo constitucional. En todas estas situaciones la Constitución fue estirada como un chicle y sometida a los humores registrados en las encuestas.

Las cosas que describimos deben terminar. El Perú comienza derrumbarse institucionalmente y dos décadas de democracia, en que se desarrollaron cuatro elecciones sucesivas sin interrupción, están en agonía. En otras palabras, la República experimenta un proceso de desmoronamiento institucional. Igualmente, el modelo económico que posibilitó triplicar el PBI y reducir la pobreza (del 60% de la población a solo 20%) hoy comienza a ser desmontado ladrillo por ladrillo, en medio de la feroz guerra política por el populismo del Congreso y el Ejecutivo. La megarrecesión que afecta a la economía se devorará por lo menos el 15% del PBI, ya ha destruido alrededor de siete millones de empleos y nos dejará una macroeconomía en ruinas: cerca de 10% de déficit fiscal, una deuda pública del 38% del PBI y una recaudación en caída libre.

Todos estos hechos obligan a detener la guerra política, cualquiera sea el resultado hoy del proceso de vacancia. Y la manera de detener esta guerra de autodestrucción debe ser en base a un criterio: todo con la Constitución y las instituciones, nada fuera de ellas. En segundo lugar, en el Ejecutivo debería haber un hondo proceso de reflexión, habida cuenta de que este poder del Estado tiene la mayor responsabilidad en este camino de suicidio colectivo. Es hora de arriar banderas y extender puentes que parecen imposibles.

Una mayoría clara en el Congreso ha rechazado la censura de la ministra de Economía, María Antonieta Alva, porque, al parecer, pretenden dejar en claro su compromiso con el modelo económico. Ese puede ser el inicio del restablecimiento de un diálogo urgente y necesario. Si en ese camino es necesario convocar un gabinete de unidad nacional para restablecer los puentes de la política, entonces habrá que hacerlo. El Gabinete Martos se ha incinerado en estas horas de guerra política.

Que el Ejecutivo se dedique a gobernar y se olvide de pretender ser “el gran reformador del sistema político”, y que el Congreso se dedique al control político y a legislar para la gobernabilidad. Recuperemos la cordura, que los colectivismos y los comunismos están sentados en platea y contemplan agazapados, esperando el momento propicio.

  • 17 de septiembre del 2020

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