La comisión de Constitución del Congreso de la R...
La noticia que atravesará la coyuntura en los próximos meses, luego del golpe fallido de Pedro Castillo y de la derrota de la violencia insurreccional del eje bolivariano del verano pasado, será si el Perú se convierte en una sociedad que vuelve a aumentar la pobreza. En el 2022 el país volvió a ser una sociedad que incrementaba este flagelo social: del 25.9% de la población en el 2021 a 27.5% en el 2022 (más de nueve millones de personas). Asimismo, el crecimiento del primer semestre de este año ha sido cero y las tendencias a la recesión se agudizan. En este contexto, es inevitable que la pobreza vuelva a incrementarse en este año.
En este devastador escenario la pregunta que emerge es si el Perú, el Ejecutivo y el Congreso se resignarán a que el país se convierta en una sociedad que vuelve a aumentar la pobreza. Si las cosas siguen así, en el 2026 la sociedad podría tener a un tercio de la población afectada por esta lacra social. Si la mencionada interrogante no suscita reacciones dramáticas quizá valga señalar que el mayor logro del Gobierno de Castillo y de los núcleos del eje bolivariano es el habernos convertido en una sociedad que incrementa la pobreza.
La promoción de la constituyente, el fomento de las nacionalizaciones por el Gobierno de Castillo, el golpe fallido y la violencia insurreccional, de una u otra forma, terminaron bloqueando la posibilidad de nuevas inversiones en el país. Planteadas las cosas así vale recordar que todas las propuestas anticapitalistas, desde los orígenes del marxismo, tienen en el crecimiento y el desarrollo de las clases medias a sus peores enemigos. Necesitan de la pobreza para llegar y perpetuarse en el poder. El ejemplo paradigmático en la región: el chavismo tuvo que convertir a Venezuela, una sociedad con mayoría de clases medias de entonces, en una con más del 80% de la población en pobreza, para perpetuarse en el poder.
Desde esa aproximación, el regreso del aumento de pobreza es devastador en el Perú. Peor aún si recordamos que, no obstante que en las últimas tres décadas el país redujo esta lacra social del 60% de la población a 20% (antes de la pandemia), en las elecciones del 2006 y del 2011 se enfrentó la amenaza antisistema y anticapitalista hasta que Castillo ganó las elecciones en el 2021. ¿Qué puede suceder si el 2021 el Perú llega convertido en una sociedad con un tercio de la población en pobreza?
Si el Ejecutivo, el Congreso y los peruanos de buena voluntad no entienden que el crecimiento y la reducción de pobreza no es un asunto de economistas o de intereses empresariales, sino un tema de primer orden vinculado a la defensa del Estado de derecho y las libertades, tarde o temprano la amenaza antisistema volverá a aparecer en el país. Y a lo mejor perdemos la gracia de la Providencia y nos toca un dictador más taimado que nos embarque en una noche autoritaria de varias décadas.
El relanzamiento del crecimiento, la inversión privada y la generación de empleo para volver a reducir la pobreza, pues, es asunto de primer orden. Si no abordamos este problema de nada habrá servido que el Congreso y la movilización ciudadana hayan detenido el proyecto de la asamblea constituyente del eje bolivariano, y de nada habrá servido que la institucionalidad democrática derrote el golpe de Castillo y las olas insurreccionales del verano pasado. La guerra por el poder que desarrollan los comunistas es prolongada y sin cuartel, y el aumento de pobreza es una manera de pasar a la ofensiva. ¡Advertidos estamos!
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