¡Aislar el virus en la comunidad y reactivar la economía!

Para nadie es un secreto que las deficiencias estructurales de nuestro sistema de salud –acumuladas en décadas– y las imprevisiones del actual Gobierno han desarmado al país para enfrentar la pandemia del Covid-19. De allí que las medidas de emergencia y la cuarentena social se convirtieran en las únicas opciones para evitar una explosión mayor de infecciones, que hubieran puesto en jaque a la peruanidad.

Sin embargo, tal como se empieza a comprobar, la cuarentena por sí sola no garantiza una lucha eficaz contra el Covid-19, ni posibilita que la economía vuelva a moverse, agrandando la gravedad de la recesión económica que se avecina. Ante esta situación, urge un reajuste de la estrategia de lucha contra el Covid-19. Y el Ejecutivo debería estar abierto a escuchar las más diversas opiniones e, incluso, a cambiar ministros y equipos.

De las diversas opiniones que se han escuchado, por ejemplo, el doctor Herbeth Cuba –columnista de este portal– ha planteado la urgencia de pasar a la estrategia comunitaria. ¿Qué significa una propuesta de este tipo? En primer lugar, dejar de esperar que el virus llegue a los hospitales y centros de salud y pasar a aislarlo en las comunidades. Si se detecta un paciente con síntomas del Covid-19, las pocas pruebas moleculares con que cuenta el país deberían utilizarse para desarrollar la estrategia comunitaria. 

Detectada una familia no es necesario aplicar la prueba molecular a los siete u ocho integrantes de ella, sino solo al ciudadano que muestra los síntomas. Si sale positivo será evidente la urgencia de establecer la cuarentena para dicha familia. Ese criterio se podría aplicar por cuadras, manzanas, barrios y distritos, sin necesidad de utilizar demasiados tests moleculares, en tanto se masifican las llamadas pruebas rápidas que detectan anticuerpos siete días después de la infección. La estrategia comunitaria es una de abajo hacia arriba y que requiere el diálogo y la coordinación con las dirigencias sociales (barrios, comedores populares, asociaciones de mercados, municipios y regiones).

De otro lado, una estrategia comunitaria no se puede desarrollar si los soldados de la primera línea no cuentan con equipos de protección especial y si no son evaluados semanalmente con pruebas moleculares. Médicos y personal de salud, entonces, deberían tener una consideración especial. Igualmente, los miembros de nuestras Fuerzas Armadas y la Policía nacional.

¿Cuál es el primer efecto de una estrategia comunitaria para detectar el virus? Que se pueden ubicar los focos de infección y establecer cuarentenas focalizadas, mil veces más eficaces en la lucha contra el virus, como lo demuestra la experiencia de Corea del Sur. Las pocas pruebas moleculares con que cuenta el país, entonces, deberían aplicarse para desarrollar esta estrategia.

Igualmente, este tipo de estrategia posibilitaría que sectores como la minería, la pesquería y la agroindustria que, por propia lógica económica, requieren niveles de aislamiento social, regresen paulatinamente a la normalidad, luego del desarrollo de pruebas moleculares que deberían estar a cargo de las propias empresas, a través de laboratorios privados. No hay razón para imponer las mismas restricciones a estos sectores que los demás.

Asimismo, el sistema de delivery de los establecimientos comerciales debería masificarse, luego de desarrollarse las pruebas moleculares al personal. Las cadenas de restaurantes y servicios deberían regresar a las actividades económicas con este sistema de venta y con todas las restricciones y vigilancias necesarias.

La guerra contra el Covid-19, pues, debería asumir esos criterios de la estrategia comunitaria, utilizando las pocas pruebas moleculares con que cuenta el país para aislar el virus en los barrios y los diversos sectores de la economía. Es la realidad sanitaria con la que los peruanos debemos lidiar.

Si el Ejecutivo hubiese asumido las previsiones desde enero pasado, comprando equipos de protección especial y equipando los hospitales con camas de unidades de cuidados intensivos y respiradores, hoy estaríamos hablando de estrategias diferentes. Pero lo que no se puede seguir haciendo es utilizar mal los pocos recursos con que se cuenta y agravar la destrucción del aparato productivo. Una recesión sin control, la pérdida de millones de empleos y el aumento de la pobreza podrían causar muchos más muertos que la pandemia del Covid-19. Es hora, pues, de reajustar la estrategia.