Ahora vienen los antimineros del sur

Todo indica que la ola de protestas sociales continuará. Esta vez les le tocará a los antimineros de las regiones del sur peruano, que se están organizando de manera activa para lo que será un “paro preventivo de 48 horas” contra “los abusos de las empresas mineras” y para “detener Tía María, Quellaveco y todas las operaciones y proyectos mineros”. Aquí les contamos.

El día sábado 28 de noviembre se realizó en el distrito arequipeño de Punta de Bombón, en la provincia de Islay, un encuentro macroregional de diversas organizaciones y representantes de varias regiones, entre ellas Arequipa, Cusco, Apurímac, Tacna, Puno y Moquegua. En esa jornada se acordó declarar la no ejecución de diversos proyectos mineros en el sur, entre ellos Tía María, Quellaveco y otros. Y también una reunión de urgencia para los días 9 y 10, para la organización de un paro preventivo macrorregional en el sur contra el Gobierno de Francisco Sagasti, y la demanda de la convocatoria de una nueva asamblea constituyente.

Si los antimineros cumplen su cometido, el Perú estaría jaqueado por diversos flancos. Si se unen, como lo han anunciado, los arroceros y los cafetaleros, entonces todo se pone cuesta arriba para el Gobierno interino de Francisco Sagasti y las elecciones del 2021.

Ahora bien, lo que pretenden los colectivistas es desmontar ladrillo por ladrillo el modelo económico que puso a la República en un momento sin igual en su historia. A costa de la violencia, las diversas corrientes colectivistas han concluido que el Gobierno de Sagasti está debilitado y van a desarrollar todas las estrategias posibles para llevarnos a una asamblea constituyente. En la agricultura es inexplicable la derogatoria de la Ley de Promoción Agraria, que posibilitó que las agroexportaciones crezcan de US$ 800 millones a US$ 7,000 millones en dos décadas, diversificando y complejizando la economía como nunca antes.

El radicalismo antiminero se ha inventado todos los argumentos para liquidar a la minería moderna. Se le acusa de contaminar con metales pesados, de no pagar impuestos, de no generar desarrollo social o económico en las zonas aledañas y de que es imposible que conviva con otros sectores productivos. En ese sentido, vale indicar que, de alguna manera los antimineros han logrado su cometido, y hoy la imagen de la minería moderna en el Perú se ha deteriorado considerablemente.

El paro antiminero que se viene puede ser muy grave para el Gobierno de Sagasti si no se recupera a la institución policial, desarmada y desmoralizada por los despropósitos del anterior ministro. Si los antimineros logran activar y aliarse a organizaciones como la CGTP, el SUTEP Conare y Movadef, la situación se complicaría en extremo.

No nos cansaremos de repetir que en los conflictos sociales, existen minorías activas y radicales, y mayorías silenciosas que observan cómo se destruye el sistema republicano y la economía de mercado. Es momento de que el Presidente tome las riendas del Perú de una vez por todas. Evitemos que la minoría activa imponga su voluntad, con la fuerza de la ley y la Constitución.