Editorial Política

A un año del golpe fallido de Castillo, ¿cómo pudimos elegir al peor de la historia?

Reflexiones luego la peor tragedia política de las últimas tres décadas

A un año del golpe fallido de Castillo, ¿cómo pudimos elegir al peor de la historia?
  • 06 de diciembre del 2023

Luego de la tragedia institucional, económica y social desatada por el gobierno de Pedro Castillo, una de las preguntas que emerge es ¿cómo la mayoría de los peruanos pudo haber elegido a Pedro Castillo, quien durante la campaña pasada dejó en claro que era el peor candidato de la historia republicana, el menos preparado para ejercer el cargo? ¿Cómo así los peruanos se suicidaron a sabiendas de las propuestas y hechos que la disputa electoral dejó en claro? Las preguntas aumentan su dramatismo cuando reparamos que Castillo llegaba al poder en alianza con el maoísmo senderista, ¿cómo una sociedad puede enfermarse de esa manera?

 A nuestro entender no hay otra posible explicación que las fábulas y relatos que organizó el progresismo en el Perú luego de la derrota militar de Sendero Luminoso. El informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación convirtió la mayor movilización campesina de nuestra historia, una movilización contra el comunismo terrorista, en “sistemática violación de Derechos Humanos” y el desarrollo de “un conflicto armado interno”. El objetivo de esta fábula fue equiparar la acción contrasubversiva de las fuerzas de seguridad con el genocidio terrorista –una falsedad de principio a fin–, con el objeto de construir el gran relato de las últimas tres décadas: la polarización política entre fujimoristas y antifujimoristas.

La polarización entre el “bien” y el “mal” que organizaron las izquierdas neomarxistas transformó a todos los adversarios del fujimorismo en la representación del bien o el mal menor, y al fujimorismo en la suma de todos los males. Bajo esta polarización se produjo una de las judicializaciones de la política más brutales de la historia latinoamericana, y prácticamente toda la clase política fue eliminada para permitir el avance del colectivismo y el comunismo. Una de las paradojas más llamativas es que todos los candidatos que lideraron la lucha contra la corrupción y buscaban eliminar a la clase política de los ochenta, de los noventa y las dos décadas del nuevo milenio, terminaron envueltos en escándalos de corrupción e irregularidades.

En este contexto, todos los muros y diques que contenían los avances del colectivismo y el comunismo en los sectores populares fueron derribados hasta que apareció Castillo en la segunda vuelta del 2021. Era evidente que los peruanos observaban a uno de los peores candidatos de la historia republicana, sin ninguna preparación para ejercer el cargo y en abierta y explícita alianza con el maoísmo senderista. Y una de las cosas más aterradoras: Castillo y Perú Libre nunca escondieron su programa de convocar una constituyente y colectivizar la economía mediante expropiaciones. Todo fue claro y transparente.

Sin embargo, una mayoría, empujada por las clases medias altas limeñas, decidió apoyar a Castillo. Hoy luego del golpe fallido de un año atrás todos lamentan esa decisión y se pasan la mano sobre la frente enjugándose el sudor. Sin embargo, ¿cómo así la sociedad peruana pudo llegar a enfermarse de esa manera?

No hay otra explicación posible más allá de la narrativa progresista que construyó el odio entre fujimoristas y antifujimoristas. Así como los alemanes se enfermaron con las fábulas nazis sobre la amenaza judía encumbrando a uno de los tiranos más feroces de la historia, igualmente los peruanos prefirieron al peor de los peores, con el tal de seguir el relato aprendido.

Luego de un año del fracaso del golpe de Castillo, a pesar de las ruinas institucionales y la recesión económica, el Perú preserva su Estado de derecho y el camino institucional hacia el 2026. Sin embargo todavía la sociedad no parece haber reconocido la grave enfermedad cultural que generaron las narrativas progresistas sobre los buenos y los malos en las últimas tres décadas en el Perú. Superar esta polarización es la única posibilidad de iniciar una gran convergencia entre los peruanos para fundar nuevas derechas y nuevas izquierdas.

  • 06 de diciembre del 2023

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