Venezuela, peor que Siria y Cuba

Consecuencia del chavismo y su “socialismo del siglo XXI”

Según Bloomberg News, agencia de noticias especializada, el país gobernado por el autoritario presidente Nicolás Maduro tiene peores proyecciones económicas que Cuba y Siria. La referida agencia sostiene que el Producto Bruto Interno (PBI) de Cuba crecerá 1% —el de Siria, 2%—, mientras que el PBI venezolano disminuirá en 7.3% en el 2017. Semejante proyección es sorprendente porque Cuba es un país socialista con una economía pésimamente manejada desde hace medio siglo, en tanto que Siria está en medio de una guerra civil. Sin embargo, Venezuela parece cargar con una tragedia peor que las de estos países.

¿Cómo interpretar esas proyecciones de una agencia como Bloomberg? La única explicación es ese experimento denominado “socialismo del siglo XXI”, que empezó en 1999 con el ex presidente Hugo Chávez y ha seguido su rumbo con el ahora mandatario Nicolás Maduro. El estatismo chavista ha llevado a la quiebra a uno de los países más ricos de América Latina y con sobradas reservas de petróleo y gas. En el 2016 la economía venezolana se vino a pique con una inflación acumulada de 500%. Desde el 2013, Venezuela lidera los rankings de inflación y solo fue superado en el 2015 por Sudán del Sur, país africano que sale de una atroz guerra tribal.

Las consecuencias de la revolución socialista son desastrosas por donde se miren. La pobreza, por ejemplo, según un informe realizado por la Universidad Andrés Bello, afecta a más de a mitad de la población de unos 30 millones de habitantes. Otro informe del Real Instituto Elcano indica que Venezuela fue en el 2016 la economía con peor desempeño en todo el mundo. Una de las peores consecuencias de ello es el deterioro de la calidad de vida. Según el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, Caracas —la capital venezolana— está considerada como la ciudad más insegura del mundo, con 120 asesinatos por cada 100,000 habitantes. El año 2016 en Siria murieron un aproximado de 17,000 personas, entre ellas 2,000 niños; en Venezuela, sin guerra oficial, superaron esa cifra en casi 12,000 personas

Pero las cifras rojas son aún peores. Venezuela es considerado por Transparencia Internacional como el país más corrupto de Latinoamérica, y lo ubica mundialmente en el puesto 166, por debajo de Haití (159), Nicaragua (145), Guatemala (136) y Honduras (123). Sin duda un logro del socialismo del siglo XXI.

Hoy Venezuela vive también un terrible clima político. Semanas atrás, con 106 votos a favor, un sector ampliamente mayoritario de la oposición venezolana —organizada en la Mesa de Unidad Democrática (MUD)— declaró el abandono de cargo por parte de Nicolás Maduro, por “incumplimiento de sus obligaciones”. La estrategia constitucional impulsada por la MUD no es estrictamente de un “juicio político” o impeachment, como lo ocurrido en Brasil con Dilma Rousseff. Luego de la declaratoria de “abandono de cargo”, representantes de la MUD exigieron la convocatoria de nuevas elecciones.

Con una economía dañada y con nefastos resultados sociales y políticos, la herencia del chavismo ya es completamente decepcionante para Venezuela.