A través de la prensa de los Estados Unidos se acaba de...
El presidente electo de los Estados Unidos ha anunciado que Elon Musk, propietario de Tesla y el hombre más rico del planeta liderará la lucha contra la burocratización y sobrerregulación del capitalismo norteamericano, contando con la colaboración de Vivek Ramaswamy, excandidato presidencial republicano. Con ese objeto se creará un nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental.
En un comunicado a la nación estadounidense y al mundo, Trump asegura que “estos dos maravillosos estadounidenses allanarán el camino para que mi administración desmantele la burocracia gubernamental, reduzca las regulaciones y gastos innecesarios y reestructure las agencias federales. Un objetivo central para salvar a los Estados Unidos”, dijo el presidente electo.
En el comunicado de Donald Trump se señala que esta iniciativa es el “proyecto Manhattan” de nuestro tiempo, en alusión al proyecto estadounidense que creó la bomba atómica y que posibilitó la victoria de Occidente en la Segunda Guerra Mundial. Un mensaje clarísimo, incuestionable, sobre la voluntad del Partido Republicano de relanzar el capitalismo estadounidense y evitar una nueva guerra mundial, un objetivo fundamental para salvar la gran unión americana y preservar la vigencia de Occidente en el planeta.
El Departamento de Eficiencia Gubernamental proveerá asesoramiento y sugerencias fuera del gobierno y trabajará con la Casa Blanca y la Oficina de Presupuesto. Asimismo, Trump ha señalado que el objetivo es enfrentar el desperdicio y las irregularidades “que existen en el gasto federal anual de US$ 6.5 trillones”.
Gigantesca, enorme, incalculable noticia para las corrientes conservadoras y liberales que defienden la grandeza de Occidente y sus valores que han posibilitado construir los mayores espacios de libertades políticas y económicas en la historia de la humanidad. Trump acaba de anunciar que los Estados Unidos abandonará la idea de convertirse en un centro de exportación mundial de la industria militar y volverá a sus orígenes fundacionales. Es decir, el capitalismo más extendido, más democrático y más innovador del planeta mediante la reducción de la burocracia y las sobrerregulaciones que el progresismo organizó a lo largo del siglo XX, creando un estado burocratizado que causaría terror en los padres fundadores de la gran nación norteamericana.
Al respecto vale señalar que el declive de los Estados Unidos en el mundo, algo impensable luego de la caída de Unión Soviética, no solo se explica por una globalización ideológica que –controlada por el progresismo mundial– no solo jugó en contra de Estados Unidos y las economías occidentales, sobre todo en la permisividad en las patentes y derechos de propiedad, sino que también tiene que ver con el crecimiento del Estado Federal a través de la multiplicación de decenas de agencias, burocracias y sobrerregulaciones que han ido ahogando a la iniciativa privada y la sociedad, mientras se mercantilizaban en extremo las relaciones económicas.
El efecto directo del crecimiento del Estado Federal, obviamente, fue el aumento de los impuestos hasta crear un borrador de estado socialista en la gran nación donde despegaron las últimas dos revoluciones industriales del planeta. Cabe señalar que en su pasada administración Trump redujo el impuesto corporativo (renta) de 30% de las utilidades a 20%. Joe Biden y los demócratas no se atrevieron a aumentar este impuesto pese a que lo anunciaron durante toda la campaña electoral. La reducción del impuesto corporativo fue una de las claves del nuevo despegue económico de los Estados Unidos.
El anuncio de Trump de la reducción del tamaño del Estado Federal y de simplificar las excesivas sobrerregulaciones para evitar el desperdicio y las irregularidades en el gasto estatal, de una u otra manera, es un retorno a las fuentes del gran capitalismo del norte. Es imaginar un estado federal más pequeño, menos impuestos y menos trabas para el sector privado y las iniciativas de la sociedad.
El anuncio del nuevo “Proyecto Manhattan” de Occidente es una extraordinaria noticia para las libertades. Los Estados Unidos, como Roma, siempre fue una combinación de república e imperio en el siglo XX y, de una u otra manera, se convirtió en el gendarme de las libertades en el planeta. Y luego de la caída del Muro de Berlín contribuyó decisivamente a afirmar las democracias y el desarrollo capitalista en las naciones de Asia. Imaginar la destrucción o el declive acelerado de la gran unión de los 50 estados es imaginar que las libertades y sistemas republicanos también se quedan a merced de sus enemigos.
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